Jean Franco Arango Sanabria, estudiante del Colegio Integrado Simón Bolívar, asegura que tras participar en el proyecto Entornos Protectores aprendió a ponerle freno a los conflictos en su escuela, a conocer riesgos de su entorno, y a hacer valer su opinión como niño.
“Ya que yo aprendí cómo controlar conflictos, soy semillero de paz y tengo el privilegio de estar como uno de los dos primeros niños en este proceso”, dijo. “No nos limita ser niños, sino que tenemos el poder de solucionar conflictos y el derecho de dar mi palabra y mi opinión”.
Además, resaltó que en desarrollo del proyecto ejecutado por el ICBFy la Corporación Cidemos, aprendió “cómo tratar temas de la sexualidad, embarazos, cómo controlar un conflicto, y fue una experiencia muy bonita”.
María Teresa Paredes, coordinadora regional de la estrategia 'Contruyendo untos en entornos protectores', destacó la experiencia que este viernes culminó su ciclo, después de seis meses de trabajo con 1.740 participantes en 18 municipios, que dejaron enlaces con redes comunitarias y un mensaje de prevención de consumo de sustancias psicoactivas, a través del arte, con un resultado de 23 murales diseñados por los niños y apoyados por la Fundación aliada 5ta con 5ta Crew.
En suma, se desarrollaron talentos, hubo momentos de unión con las familias, reflexiones en materia de derechos sexuales y reproductivos, participación de rectores y docentes, en las áreas de influencia de Cúcuta, Pamplona y el Catatumbo.
La estrategia tuvo tal resultado que incluso los profesores plantean la posibilidad de incluir los contenidos de lo aprendido a la malla curricular, como es el caso de Jesús Maldonado, rector del colegio Simón Bolívar.
“Involucrar padres y estudiantes generó un alto impacto”, expresó. “Siguen las réplicas con el resto de la comunidad educativa, y la sostenibilidad del programa”, de especial relevancia para esta institución, cercana a la frontera, y cuyos estudiantes colombianos, pero también inmigrantes, tienen anhelos y un proyecto de vida por cumplir, el cual se pondrá en marcha dando especial énfasis a la autonomía de los niños, “para que sean más conscientes de su desarrollo, y los entornos protectores nos facilitan esta oportunidad”.
José Alfredo Echevarría, director de Cidemos, resaltó el efecto del proyecto, así como la alianza con los rectores “que abrieron sus puertas”, en concertación con la institucionalidad.
Entre los mayores impactos, destacó el cambio del entorno de los niños, con padres y madres madres que llegaban con un perfil bajo, y al final resultaron empoderadas, con más amor propio, y capaces de proteger a sus niños, mientras que las escuelas activaron los comités de convivencia escolar, las asociaciones de padres, y niños que mejoraron sus capacidades, situaciones que se convierten en “los grandes logros, más allá de los indicadores”, concluyó el director.