El rechazo que generó el homicidio de José Alirio Salazar Vega, registrado el pasado lunes a manos de tres venezolanos, desencadenó este miércoles en una marcha para exigir justicia por la muerte del tendero, producto de un atraco.
Una muestra del inconformismo de los familiares y amigos del hombre, de 61 años, fue que los dolientes no quisieron entrar a la misa que ofreció el sacerdote del barrio Camilo Daza, para darle el último adiós a la víctima, por ser -aseguran- uno de los fieles colaboradores de los venezolanos.
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“Él (sacerdote) es el principal benefactor de los venezolanos, les da bonos, mercados y almuerzo. Por eso no quisimos entrar”, dijo un habitante del sector.
Los asistentes le pidieron a la Alcaldía de Cúcuta y a la Gobernación de Norte de Santander mayor seguridad y medidas para contrarrestar estos hechos, en este caso protagonizados por extranjeros.