Eran las 8:30 de la noche del jueves 15 de abril. A esa hora, en una finca de la vereda Llano Grande del corregimiento Campo Dos de Tibú, Pablo Julián Valencia de 22 años decidió envenenarse antes de acostarse a dormir.
La equivocada acción empezó a tener efectos en su organismo casi de manera inmediata, pero solo fue hacia las 3:50 de la madrugada del viernes, que no aguantó y a gritos, desde su cama, pidió ayuda.
Los alaridos fueron escuchados por su hermano mayor, con quien residía. En la cama, el familiar notó a su ser querido con gotas de sudor frío que le recorrían el cuerpo. Como pudo intentó incorporarlo en plena agonía, pero era insoportable el dolor. Entonces, corrió por ayuda de un vecino y en un vehículo lo sacaron de urgencia con rumbo al hospital de Tibú.
El médico de turno ordenó un lavado de inmediato, pero el resultado no lo alivió. “Ya es tarde”, le dijo el profesional de la salud a la familia.
Sin embargo, Pablo Julián seguía presentando signos de vida y ante la gravedad y la esperanza de salvarlo, lo remitieron a una clínica de Cúcuta.
Una semana después, el jueves 22 de abril, a las diez menos cinco, cuando Luz Grisales, mamá del joven, llegaba a visitarlo, el doctor la esperaba con la trágica noticia: “El joven tenía todos los órganos comprometidos. Hace unos minutos no resistió más y se ha ido”, recordó la mamá sobre las palabras que oyó del doctor.
Lea también: ‘La guerra que no es nuestra, sigue marcando de dolor nuestras vidas’
“No entendemos que pudo pasarle, él estudiaba cursos de agricultura urbana en el SENA y estaba esperando que yo le ayudara a comprar su computador”, recordó la mamá.
Otra vida que se apagó
Con tan solo 14 años, una niña tomó la misma equivocada decisión en Cúcuta. Aunque los familiares la auxiliaron tras hallarla en el patio de la vivienda y la trasladaron al policlínico de la ciudadela Juan Atalaya, llegó sin signos vitales al centro médico.
El padre llegaba de su jornada de trabajo a la casa y al ver que no le abría la puerta, decidió ingresar por la parte trasera. “Ella siempre permanecía encerrada estudiando y casi no hablaba con nadie. Sin embargo, ella hacía las cosas normales, acompañaba siempre al papá a misa los domingos, no sabemos qué pudo pasar”, dijo un familiar.
Entre sus parientes quedarán grabados los momentos de felicidad que compartieron con la menor y los sueños que tenía por salir adelante.
Le puede interesar: Lo amarraron, amordazaron y apuñalaron en el barrio Aeropuerto
Otros casos
Según cifras del Instituto de Medicina Legal, entre enero y marzo de este 2021, en Colombia se han quitado la vida 604 personas, de las cuales 502 fueron hombres, entre ellos se reportaron que 37 eran menores de edad. En cuanto a las mujeres, la cifra total fue de 102 casos, incluidas 27 menores de edad.
El panorama en Norte de Santander analizado en el mismo lapso de tiempo da cuenta de que 24 personas (2 menores de edad y una mujer) atentaron contra su vida.
La capital del departamento es la que más reportó hechos al sumar 8 casos solo entre enero y marzo, seguido de Ocaña, donde se reportaron 6 (VER MAPA).