La historia de amor entre Eduardo y Mariela puedo haber llegado a su fin. Las cartas llenas de sentimiento y pasión de esta relación, algunos bolívares y fotos, fue lo único que sobrevivió al estallido de un artefacto explosivo, en el que, si las autoridades lo confirman: él sería una de las víctimas fatales.
Un cuerpo con las piernas mutiladas, el tronco con algunas marcas negras, la cara irreconocible por las quemaduras y algunos vestigios de lo que eran prendas de vestir. Esta es la escena inicial con la que se encontraron los miembros de la Policía de Norte de Santander (Denor), cuando llegaron al kilómetro 104 +150, sobre la vía que comunica Cúcuta con Pamplona, muy cerca de Bochalema.
A las 4:45 de la mañana, cuando algunos habitantes de la vereda Lobatica de Chinácota estaban comenzando el día y el sol aún no dejaba sus primeros rayos, un gran sonido retumbó entre las montañas. Una de las residentes de la vereda, que a esa hora le preparaba el desayuno a su esposo, pensó que se trataba de un transformador de la subestación eléctrica, pero estaba muy equivocada.
Era un atentado, al parecer del Ejército de Liberación Nacional (Eln), que dejaba dos víctimas mortales. El segundo estaba entre la maleza, también lejos de la explosión y, por lo que se puede observar, este quedó sin brazos.
Después de cerrar la vía por más de cuatro horas y hacer las pesquisas pertinentes, las autoridades encontraron dos cosas. La primera, otra carga explosiva con 40 kilos de anfo justo debajo del pequeño puente y; la otra, los documentos personales de tres venezolanos: una mujer y dos hombres, uno de ellos el de Carlos Eduardo Becerra Sánchez, un militar al que su pareja, esperaba de regreso, eso se constata en las cartas.
Las autoridades aún no pueden precisar, según lo comentó el coronel George Édison Quintero Medina, comandante de la Denor, si los documentos pertenecen a las personas que fallecieron y en eso ya están trabajando los especialistas forenses.
Pero, de lo que sí están seguros, es que el atentado estaba dirigido a dañar la infraestructura vial y que, las víctimas, muy probablemente, serían los encargados de instalar las bombas y hacerlas detonar. “A ellos se les estallaron como 20 kilos de anfo”, dijo Quintero, basándose en el estado de los cuerpos, la distancia a la que volaron los mismos (más de 15 metros) y el pequeño daño de la infraestructura vial.
Precisamente, algunos de los documentos citados, quedaron debajo del paso elevado, en un caño.
El levantamiento de los cuerpos estuvo a cargo de expertos forenses del Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía, mientras que el lugar fue asegurado por personal de la Policía y el Ejército.
A las 9:30 de la mañana del domigo el paso vial ya se había restablecido y junto a la vía quedaron algunos papeles y rastros de la explosión... Por su lado, empezaron a pasar poco a poco la larga fila de vehículos que se había represado tras esta nueva acción violenta.
Las cartas
Entre los papeles que se encontraron en el sitio de la explosión sobresalen dos cartas y un mensaje de amor, los tres, al parecer, para Carlos Eduardo Becerra Sánchez.
En uno de ellos, Mariela le pide que vuelva pronto. La letra con la que está escrita la misiva es diferente a la plasmada en un segundo documento en el que el mensaje es aún más personal: “Ruego a Dios que vuelvas pronto mi amor espero que no me hayas fallado y que eso que nos juramos que no nos íbamos a fallar lo hayas cumplido espero que halla valido la pena el respeto con el que te e esperado no te falle” (sic).
Entre los documentos también figuran un billete con algunos números de teléfono y el carné de alistamiento militar del ciudadano venezolano.