Durante el procedimiento se revisa la zona del cerebro que está presentando anormalidad para proceder a bloquear esa señal a través de una estimulación eléctrica que es monitoreada post operación.
Riesgos de la operación
En toda cirugía existe posibilidad de riesgos y en este procedimiento específico durante la primera fase el paciente se encuentra despierto con el fin de actuar rápidamente ante cualquier reacción que pueda surgir frente a los efectos secundarios.
Lo anterior implica la implantación de un electrodo que tiene una medida de 1.5 ml de diámetro, con una trayectoria de 7 a 9 centímetros dentro del cerebro. Esta intervención podría conllevar a 3 grandes riesgos principales como el sangrado, la posibilidad de que haya rechazo del implante y que se adquiera una infección.
“Por eso es una cirugía tan meticulosa y requiere una serie de pasos que deben cumplir con rigor para prevenir o mitigar los riesgos” señaló Covaleda.
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Sin embargo, los movimientos involuntarios no solamente obedecen a la enfermedad del Parkinson, sino que se pueden derivar también de la Distonía, una enfermedad que genera contracciones musculares, tics y patologías psiquiátricas, entre otras.
Existen dos tipos de tratamientos
La cirugía se considera como una terapia complementaría para pacientes cuyos síntomas ya no se van a ver controlados por medio de la terapia farmacológica.
En este contexto hay dos tratamientos avalados, el primero de ellos es la terapia ablativa en la que se quema o se destruye una parte del cerebro que está anormalmente activa, y la segunda es la estimulación cerebral profunda que fue la empleada recientemente en la IPS Coneuro.
Requerimientos
El doctor Juan diego Vargas, medico neurólogo clínico con especialidad en trastornos del movimiento y enfermedad de Parkinson, habló sobre los requisitos para que un paciente pueda ser candidato de este procedimiento específico: “debe tener mínimo 4 años con la enfermedad, no toda persona con Parkinson debe ser sometida inmediatamente a cirugía”.
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Dijo que, esta intervención tiene lugar cuando los medicamentos dejan de hacer efecto en el paciente, lo que conlleva al aumento de síntomas como la lentitud y temblor que ya no mejoran, por lo que requiere nuevas medidas para lograr el manejo del trastorno de movimiento en la persona.
A su vez, dentro de los impedimentos para la realización de la cirugía se encuentra el no tener ningún tipo de deterioro de la memoria, además de ninguna enfermedad asociada al Parkinson y debe necesariamente haber recibido tres medicamentos específicos entre los que se destaca la levodopa.
“Muchas de las personas que son aptas para cirugía, normalmente ya están presentando los efectos secundarios de estos medicamentos, por ende, la cirugía se hace más necesaria para reducir esos efectos que le ha generado el consumo de fármacos para el tratamiento de la enfermedad” aseguró el neurólogo.
Para este tipo de procedimientos se requieren varios especialistas, sin embargo, son 5 los profesionales principales para una ejecución óptima de la cirugía, que son: el neuropsicólogo, psiquiatra, fisiatra, neurólogo, y el neurocirujano.
¿De qué manera mejora la calidad de vida en los pacientes?
A partir de un proceso selectivo de la condición del paciente se logra evidenciar si es apto o no para la cirugía, por medio de un test de levodopa donde se muestra el grado de respuesta que este tendría de manera equivalente con respecto al impacto de la terapía quirúrgica, añadió Covaleda.
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