No dormirse en los laureles y activar un plan de reactivación económica para alcanzar mayores niveles de crecimiento que la fortalezcan y alejen definitivamente del estancamiento, es el pedido empresarial al gobierno del presidente Gustavo Petro.

Aunque el Producto Interno Bruto (PIB) creció 0,7 por ciento en el primer trimestre del año, la debilidad continúa agobiando los ‘motores’ de renglones tan importantes como  la industria, la construcción y el comercio.

Es el momento para que el Gobierno Nacional atienda mensajes como el del presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, de crear e implementar una política de reactivación económica que envíe un mensaje de optimismo y de crecimiento sostenible.

Desde la Federación Nacional de Comerciantes igualmente salió un mensaje para la Casa de Nariño, el cual contempla dos hechos relevantes que merecen atención. Por un lado, que la incertidumbre política ha afectado la inversión y el consumo, y que ya no se puede perder más tiempo para repotencializar la economía.

Hay que escuchar a la micro, pequeña y mediana empresa que aporta el 79 por ciento del empleo formal y genera cerca del 40 por ciento del PIB, que se ha sentido excluida para lograr lo que podría ser una gran concertación nacional por la economía y el empleo.

Otros que se han mostrado muy inquietos son los constructores de vivienda, quienes advierten los riesgos de la crisis de confianza que enfrenta la economía y que en ese sector se refleja con una caída del 35,7 por ciento en las unidades licenciadas entre enero y marzo del presente año.

Aunque no caímos en recesión, las cifras siguen en niveles muy bajos y se requiere de una especie de estartazo, en cuya acción el Gobierno Nacional debe ser protagonista.

Es necesario aclimatar el exasperado ambiente de enfrentamientos y el Ejecutivo proceder a  enviar señales de confianza y certidumbre jurídica para que el sector empresarial ponga en marcha proyectos de inversión productiva que ayuden a la recuperación económica y social y para que el empleo se recupere.

Y algo muy particular, que por ejemplo atañe a ciudades como Cúcuta, es lo planteado por el presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, quien le atribuye a la inseguridad un porcentaje importante de responsabilidad en la caída de las ventas en el país.

Estas palabras del dirigente gremial no pueden dejarse pasar por alto: “la caída de las actividades del comercio son un reflejo del estancamiento en los consumos de los hogares agobiados por el aumento en los impuestos, las altísimas tasas de interés, la persistencia de la inflación y, últimamente, el aumento en la inseguridad que hace que las personas tengan un profundo temor de salir a comer o a darse una vuelta por el comercio de las ciudades”.

Hay mucho trabajo por hacer para la protección y fortalecimiento del tejido empresarial y el aumento de la inversión y en ese sentido qué mejor que actuar de la mano el Estado y el sector privado para de esa manera permitir que vuelva a gozar de buena salud nuestra economía.