Dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Colombia tiene en este momento una posición preocupante en materia de indicadores sociales, que deberían alertar al Gobierno y al Congreso de la República, en instantes que se presentan varias reformas.

España con 12%, Costa Rica 11,8% y Colombia 11,5%, son los tres que ocupan los peores lugares en materia de desempleo según el indicador revelado por ese bloque económico, asunto que llega como un baldado de agua fría, para procurar hacer más en cuanto al impulso a la generación de puestos de trabajo en nuestro país.

El citado reporte corresponde al primer mes del presente año, donde la tasa de desocupación en el grupo OCDE fue del 4,9%.

La preocupación sobre lo que ocurre con nuestro país obedece a dos asuntos: que llegamos al tercer lugar con el peor indicador desbancando a Grecia y que ese mal comportamiento lo tuvimos en un momento en que el promedio OCDE fue históricamente bajo desde cuando se empezó a medir a partir de 2001.

Para ratificar que se le debe apostar con mayor vigor a superar este complicado asunto, es lo expuesto por los analistas que advierten que “el verdadero problema social de Colombia se llama el desempleo y que nuestro mercado laboral lleva décadas de pésimo funcionamiento”.

Es muy llamativo  que estos campanazos que llegan desde el exterior y más de un grupo al que pertenece el país, suenen en este preciso momento en que la administración del presidente Gustavo Petro llevó ante el Legislativo la Reforma Laboral.

Se trata de un insumo que debe ser puesto como elemento de discusión, porque es  inobjetable que algo no ha permitido que aunque la economía marche  bien el desempleo y la informalidad crezcan en la misma proporción.

Tienen entonces los congresistas, los delegados de los diferentes ministerios y el empresariado, entre otros, la oportunidad de buscar las mejores alternativas para mejorar este aspecto.

El consenso es esencial, aunque tal vez parece que por el momento eso no es lo que prima, puesto que analistas notifican que la propuesta gubernamental tiene una mayor inclinación hacia las sugerencias planteadas por el sindicalismo (80%) que hacia las alternativas expuestas  por la Misión de Empleo (6%).

Fenalco, por ejemplo, ha advertido que a los 16 millones de colombianos desempleados o que están en el rebusque, se les dificultará todavía más alcanzar un trabajo formalizado, porque cree que incluso la desocupación se  agudizaría en varios puntos porcentuales por efectos de la iniciativa.

Aunque claro, todavía hay mucho por precisar porque apenas empieza a hacer trámite la que en concepto de la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, es la “reforma más ambiciosa del siglo”.

Entre las propuestas que más polémica han causado, y que todavía presenta un gran reto para el Gobierno y las empresas, están el cambio de la jornada nocturna que hoy empieza a las 9:00 p.m. y que pasaría de 6:00 p.m. a 6:00 a.m. Además,  que se aumentaría el pago a 100% de dominicales y festivos, mientras que hoy es de 75%. También,  que solo se deberán realizar contratos de trabajo  a término indefinido. Y muchas otras objeciones.

Viene, entonces, una etapa de fuertes deliberaciones, porque como lo ha planteado la Andi, algunas de las alternativas expuestas en el proyecto pueden producir el efecto contrario y terminar exacerbando la pobreza a través del desempleo y la informalidad, debilitando todavía más la  capacidad de creación de empleos por parte del aparato productivo colombiano.

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