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Amenaza criminal
En el escenario de criminalidad que padecemos, es inútil cualquier esfuerzo que se realice para promover la ciudad en el país y el exterior.
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Domingo, 26 de Mayo de 2024

No para la ola de violencia en la ciudad. El atraco callejero, la extorsión y los homicidios se repiten a diario y crece la sensación de zozobra e incertidumbre de la ciudadanía, frente a la impotencia de las autoridades desbordadas por las mafias criminales que buscan el dominio territorial para sus negocios ilícitos. Los problemas de seguridad hoy no son los de un grupo de delincuentes callejeros que se dedican a atacar a los desprevenidos transeúntes para robar su celular, cartera o reloj. Tenemos una desafío mucho mayor que hasta el momento las autoridades parecen incapaces de controlar. Las estructuras criminales binacionales aumentan su presencia en la frontera y surgen los enfrentamientos entre ellas por el control. Los asesinatos selectivos aterrorizan a la comunidad y afectan en forma severa la actividad económica de la ciudad y las posibilidades de inversión que generan crecimiento y empleo formal.

En el escenario de criminalidad que padecemos, es inútil cualquier esfuerzo que se realice para promover la ciudad en el país y el exterior. Por ello, es urgente la intervención integral del gobierno con el propósito de desarticular las bandas dedicadas al narcotráfico y otras actividades ilícitas en la frontera. La administración municipal no tiene los medios necesarios para enfrentar con éxito a las mafias y el gobierno central no puede dejar solo al alcalde en semejante encrucijada. No podemos permitir que la ciudad termine convertida en uno de los epicentros de la violencia que crece en todo el país. Se requiere con urgencia un trabajo articulado de los distintos organismos de inteligencia, la policía nacional, el ejército y la Fiscalía para capturar o neutralizar a los jefes de las bandas que hacen de las suyas. Basta recordar que solo en el último mes tuvimos la fuga de alias Zeus de la estación central de policía en medio de una asonada; varios asesinatos en las calles céntricas en la guerra entre bandas y los videos de una banda venezolana autodenominada AK 47, al estilo de los carteles mexicanos, con amenazas a periodistas y funcionarios. El último y triste episodio de violencia fue el asesinato del rector del Colegio de Comfanorte en un exclusivo restaurante. En la ciudad hacen presencia, además, el Tren de Aragua y el propio ELN.

Se necesita identificar a los cabecillas y adelantar tareas de inteligencia para saber quiénes están detrás de estas bandas, tanto en Colombia como en Venezuela, así como sus vínculos con otras organizaciones mafiosas. Hay que enfrentarlos con decisión y persistencia. El alcalde todos los días hace anuncios en materia de seguridad, se esfuerza por liderar y alienta con su actitud valerosa a las autoridades Todo es insuficiente mientras no se construya con seriedad una estrategia clara y contundente, que implique una fuerte presencia de la institucionalidad nacional que hasta el momento brilla por su ausencia y asuma la inversión que se requiere en tecnología e inteligencia para enfrentar los bandidos. Es evidente que en Cúcuta carecemos de los recursos humanos, técnicos y financieros necesarios para combatir unas estructuras criminales bien organizadas, con poderío militar y económico evidente.

Es cierto que el gobierno tiene varios frentes abiertos sensibles en todo el país. El levantamiento del cese al fuego en el sur occidente y las tomas a varios municipios del Cauca concentran por estos días la atención de nuestras autoridades. Sin embargo, el jefe de estado y las fuerzas militares deben mirar hacia Cúcuta, la sexta ciudad del país, que se encuentra hoy asediada por el crimen transnacional que pretende establecer en la ciudad uno de sus centros de sus operaciones. Es hora que la bancada parlamentaria unificada haga sentir fuerte su voz ante el gobierno nacional, como se hizo con resultados exitosos en épocas recientes cuando la ciudad afrontó emergencias como la del agua potable o la crisis económica como consecuencia del cierre de frontera. Ahora la inseguridad urbana es el principal desafío y se extrañan líderes que convoquen.


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