Por: Unidad Investigativa: Alianza La Opinión y Revista Semana
El macabro hallazgo de ocho hombres asesinados por el Eln y cuyos cuerpos fueron arrojados en la entrada de una hacienda donde cultivan palma de cera, en la vereda Santa María, del corregimiento Palmarito (zona rural de Cúcuta), es la prueba irrefutable de que la guerra que esta guerrilla inició contra los Rastrojos y el Epl (los Pelusos), estos dos últimos unidos por el negocio del narcotráfico con carteles mexicanos, apenas empieza y promete llenar de sangre la línea fronteriza que divide a Colombia y Venezuela.
Las víctimas estaban en la mitad de una empedrada y polvorienta vía por donde solo pasan quienes viven por esa zona y los contrabandistas que a diario van y vienen de Venezuela trayendo combustible o cualquier producto para venderlo en la capital de Norte de Santander o el Catatumbo (región conformada por 11 municipios). Los cuerpos fueron apilados en dos grupos, dejando ver la violencia con la que los atacaron. Cuando las autoridades judiciales llegaron hasta el lugar, los cadáveres ya tenían 48 horas de estarse descomponiendo.
Las víctimas, según la Policía, hacían parte de los Rastrojos, grupo delincuencial organizado que está disputándose el control de por lo menos 20 kilómetros de frontera que pasan por los corregimientos San Faustino, Guaramito y Banco de Arena, además de Puerto Santander. Su asesinato habría ocurrido en uno de esos tantos enfrentamientos que se vienen registrando desde el año pasado en territorio venezolano y a los que las autoridades colombianas no le prestan atención a pesar de que líderes sociales y organizaciones defensoras de derechos humanos han hecho públicas sus solicitudes de protección para la comunidad que habita esas zonas de este lado de la frontera.
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¿Por qué es la disputa? ¿Qué es lo que hace tan atractiva esa parte de la zona rural de Cúcuta para los grupos armados ilegales? ¿Quiénes están detrás de esa guerra?. Estas son algunas de las inquietudes que autoridades y comunidad en general se hacen sobre esa lucha armada que se viene librando desde hace meses sin importar a quiénes afecta.
De patrones a perseguidos
Un habitante de la zona fronteriza donde se hallaron los cuerpos, y que pidió la reserva de su identidad por razones de seguridad, aseguró que el dinero que ganan Rastrojos y Pelusos (Epl) cobrando ‘vacunas’ y controlando los negocios de contrabando, drogas y armas, es tan grande, que ya le anunciaron a la comunidad que quien no esté con ellos y se rehúse a pagar, será desterrado o morirá.
“Además, nos dijeron que no quieren enterarse de que alguien le está pasando información o ayudando al Eln. Ya la guerrilla está regada por toda esta zona por la que los Rastrojos y los Pelusos también se mueven; todos los días uno ve pasar hombres fuertemente armados, pero no sabe de qué grupo son, y lo peor de todo es que ni la Policía ni el Ejército se atreven a patrullar, pues la gente los llama y lo que dicen es que les tienen prohibido venir, que solo esperan que ellos (elenos, rastrojos y pelusos) se maten entre sí”, señaló la fuente.
Añadió: “en estos momentos Rastrojos y Pelusos están tan desesperados con la llegada del Eln, que están extorsionando a todo el mundo, comerciantes, transportadores, ganaderos, arroceros, contrabandistas, y al que no pague, lo golpean y lo amenazan. Si es reincidente, lo matan y lo desaparecen”.
La fuente recordó que hasta finales de 2019 esos 20 kilómetros de frontera eran dominados totalmente por los Rastrojos y los Pelusos. “Siempre se hacía lo que ellos decían porque eran amos y señores, nadie los podía contradecir porque lo mataban”. Ahora, con la llegada del Eln, el panorama criminal cambió y los otrora patrones, hoy son los perseguidos y acorralados.
El Eln busca encerrar a los Rastrojos en Puerto Santander, desplazando hombres desde Tres Bocas (Tibú) y La Uchema (Villa del Rosario).
Todos por el control del Puerto
Históricamente, el Eln ha hecho presencia en la línea fronteriza entre Venezuela y Colombia, por los lados de Palogordo y La Uchema, ‘de Juan Frío para arriba’, como yendo hacia Ragonvalia.
Sin embargo, tras el cierre fronterizo decretado por Nicolás Maduro el 19 de agosto de 2015, las economías criminales empezaron a tornarse más atractivas para los grupos armados, especialmente para el Eln, que vio una oportunidad para copar espacios que no había pisado o que estaban bajo control de otros grupos criminales. Fue así como Juan Frío y La Parada en Villa del Rosario; y El Escobal y San Faustino en Cúcuta, se volvieron objetivos de alto valor para esta guerrilla.
“El Frente Urbano Carlos Germán Velasco Villamizar, al mando de alias Julián o el Rolo, pidió apoyo al Frente Domingo Laín Sáenz que está en Arauca para empezar una expansión en dirección hacia Puerto Santander y Boca de Grita (Venezuela), que son la joya de la corona tras la que esta guerrilla realmente va”, contó una fuente del Ejército.
En esa misión de hacerse al control de Puerto Santander y Boca de Grita participan alrededor de 100 hombres del Eln, que cuentan con el apoyo de milicianos que los mantienen informados de los movimientos de la fuerza pública y los Rastrojos en la zona.
Los Rastrojos, que habían buscado una alianza con los Pelusos que permanecen en Vigilancia bajo el mando de ‘Resorte’, van a quedar atrapados en una especie de sándwich porque desde la frontera con Venezuela, pero por los lados de Tres Bocas (Tibú), vienen bajando los guerrilleros del Frente Juan Fernando Porras Martínez, quienes se unieron a la guerra que los que van subiendo desde Cúcuta tienen con este grupo.
“Alias Becerro, que es el actual cabecilla de los Rastrojos, junto a alias Páez, el Indio, Vitolo y Brayan, la va a tener muy difícil para hacerle frente a esa ofensiva que le están montando los elenos. Además, para nadie es un secreto que la guerrilla del Eln cuenta con el apoyo de la Guardia venezolana, lo que agrava el panorama para los hombres de Becerro, que cada día se van a ver más acorralados”, contó una fuente judicial que investiga esta confrontación.
Puerto Santander y Boca de Grita son la estación final de ese recorrido que el Eln inició desde Palogordo y Tres Bocas. “Boca de Grita se convirtió en un gran centro de acopio de la coca que se produce en el Catatumbo. Hasta allá están viajando los narcos venidos de México a negociar con los Rastrojos, que son los que aún controlan la zona. Y es ese negocio el que los elenos quieren coger, como ya lo hicieron en otras zonas del Catatumbo tras la muerte de Megateo (Los Pelusos) y luego del proceso de paz que adelantaron las Farc con el Estado”, agregó la fuente judicial.
Lo que ya han ganado los elenos
Entre diciembre y enero en el corregimiento San Faustino, ubicado a tan solo media hora del casco urbano de Cúcuta, también se dieron fuertes enfrentamientos entre estos grupos armados ilegales, dejando varias personas muertas; algunos cuerpos fueron encontrados de este lado de la frontera, pero otros quedaron en territorio venezolano, donde nadie los quiso recoger.
Y es que, según se pudo conocer, el Eln sabía que quitándole a los Rastrojos el poder sobre esta zona los obligaría a replegarse junto con los Pelusos sobre Guaramito, Banco de Arena y Puerto Santander.
Una fuente de inteligencia del Gobierno afirmó que la guerrilla del Eln inició la toma de la frontera con la operación Samir y que su estocada final se dará cuando doblegue a los Rastrojos y los Pelusos para quedarse con todo el dinero que deja el cobro de extorsiones y demás negocios ilícitos.
Lo más reciente
Una vez se calmaron los combates en la línea fronteriza entre San Faustino y Venezuela, todo el accionar del Eln contra los Rastrojos y los Pelusos se trasladó para la frontera entre Guaramito, Puerto Santander y Banco de Arena, pues desde principios de febrero un grupo de militares venezolanos, encabezado por Freddy Bernal, representante del gobierno de ese país en el estado Táchira, atacó los sitios donde estas dos bandas criminales tenían sus centros de operaciones.
La guerra que durante varios días libraron las autoridades venezolanas contra Rastrojos y Pelusos quedó grabada en videos que circularon por redes sociales, donde se escuchaban disparos y detonaciones, y se podía ver correr de un lado para otro a las personas. Esto sucedió en la fronteriza población venezolana de Boca de Grita, aunque también hubo enfrentamientos en La Fría y otros pequeños poblados.
“Con esa acción el gobierno venezolano lo que logró fue que los Rastrojos y Pelusos se vinieran para el lado colombiano, donde los esperaban los del Eln para atacarlos; por eso es que ahora ellos están molestando a todo el mundo”, sostuvo un habitante de la zona.
Agregó: “lo que Freddy Bernal hizo fue llevarse a todos esos guardias y militares que trabajaban con los Rastrojos y dejó bien instalados a los colectivos, quienes hoy son los que cobran las vacunas y manejan todos los negocios ilícitos para el Eln. Ahora solo se paga una sola vez y quien recoge está ahí sentado con la Guardia”.
Habitantes de la zona de frontera le piden a las autoridades que intervengan ante la arremetida violenta que están sufriendo.
Defensoría lo había advertido
A finales del año pasado la Defensoría del Pueblo emitió una alerta temprana con carácter de inminencia en la que advertían de los riesgos en los que estaban los pobladores de Puerto Santander. El documento habla de desaparición forzada, homicidios selectivos, amenazas a los civiles y riesgo para el ejercicio de los derechos humanos.
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Además, el informe resalta que la crisis humanitaria no necesariamente se refleja en las cifras oficiales. “Hay un silenciamiento de hechos como la desaparición forzada, el reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes y la violencia sexual, entre otros, que no se denuncian pero que suceden a gran escala en el municipio, así como la sevicia con la que estos crímenes ocurren. Esto genera una honda preocupación en la Defensoría del Pueblo frente a la acción de las instituciones del Estado encargadas de actuar contra estos fenómenos de violencia”.
Líneas más adelante, la entidad vaticina el conflicto que estaba por venir: “esto teniendo en cuenta el escenario que se prevé por nuevas confrontaciones entre Los Rastrojos -unidos con Los Pelusos- y el Eln , lo que propiciará la consumación de otras graves violaciones a los derechos humanos así como infracciones al DIH. Se llama la atención de manera urgente para que se tomen todas las medidas a fin de prevenir que estos hechos se concreten”.
Así están los grupos armados ilegales en la región
Dos recientes estudios de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) y la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), centraron sus esfuerzos en evidenciar qué pasa en la convulsionada región del Catatumbo, tras el proceso de paz del Gobierno con las Farc.
Según el informe de la FIP, en el Catatumbo el Eln ha logrado establecer un predominio sobre el Epl (los Pelusos), en razón a su creciente expansión tras el proceso de paz.
Además de sus zonas históricas, el Eln se ha posicionado en la frontera, particularmente en el municipio de Tibú y en parte de la zona metropolitana de Cúcuta (Villa del Rosario y Puerto Santander), así como en Ureña (Venezuela), en donde controla economías ilegales.
El estudio refiere que el Eln ha aumentado su pie de fuerza en el país y se ha expandido a regiones en las que antes operaban las Farc (algunos disidentes habrían terminado en sus filas).
El trabajo de campo realizado por la FIP en Norte de Santander y Arauca da cuenta de corredores controlados por esta guerrilla para el contrabando de gasolina, productos cárnicos, carbón y otros bienes. Se suma que la migración masiva de venezolanos y su vulnerabilidad económica han facilitado su reclutamiento y participación en estas economías ilegales.
El Eln –dice- se ha propuesto tomar el control principalmente de cultivos de coca, corredores de tráfico y los puntos de despacho que hacen parte de la primera etapa del comercio de cocaína, siendo este el caso de los frentes ubicados en el Catatumbo.
Desde el 2014, la tendencia en estas zonas es al aumento de los cultivos, destacándose entre ellas Tibú y Sardinata, así como El Tambo, en el Cauca, asegura la FIP.
La disputa
El estudio de Pares destaca la existencia de 28 estructuras armadas ilegales a lo largo de la frontera que Colombia comparte con Venezuela (2.219 kilómetros). Las más peligrosas y reconocidas hacen presencia en la línea con Norte de Santander (Ver mapa). Todo ello sumado a la presencia de carteles mexicanos como el de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación que están en el Catatumbo, según denuncia conocida por este medio.
Tras el acuerdo de paz, el Epl, o los Pelusos, dio inicio, por un lado, a una consolidación territorial en su núcleo histórico: Hacarí, zona rural de Ábrego y La Playa. Por otro lado, una expansión a El Tarra, San Calixto, Sardinata, Teorama, Convención, y Tibú, municipios que estuvieron bajo el control del extinto frente 33 de las Farc, con el objetivo de controlar las principales rutas de droga y la salida del país por el estado de Zulia (Venezuela).
Mientras tanto, el Eln consiguió un fortalecimiento militar en todos los municipios de la región del Catatumbo, con el apoyo de las disidencias de las Farc, lideradas por Jhon Catatumbo.
Sardinata y Tibú fueron los dos municipios de principal dominio de las Farc y donde actualmente se concentran, además de El Tarra, los cultivos de coca del departamento (con 5.487, 16.096 y 4.916 hectáreas de coca, respectivamente), siendo 3 de los 10 municipios con mayor presencia de cultivos de coca a nivel nacional.
“En 2018, los Pelusos consiguieron también una alianza militar con el Clan del Golfo (en cooperación con las bandas La Línea y La Frontera) para disputarse con el Eln el área metropolitana de Cúcuta, recrudeciéndose la violencia entre las dos estructuras”, agrega el informe cuyas alianzas, hasta la fecha, han aumentado las acciones violentas, siendo los homicidios y el desplazamiento forzado los principales hechos victimizantes, además del reclutamiento forzado.
Los Pelusos, además de la cooperación con el Clan del Golfo en el Catatumbo, acordaron con los Rastrojos, especialmente en la zona de frontera de Cúcuta, Puerto Santander, Villa del Rosario y Ragonvalia, la división de los cobros extorsivos a comerciantes, transportadores, arroceros, pimpineros y el manejo no conflictivo de las rutas para la salida de narcóticos, a cambio de facilitar a estos últimos el ingreso paulatino al Catatumbo.
Incumplimiento
“De manera contundente se puede afirmar que la falta de implementación de los acuerdos de paz suscritos entre las Farc y el Estado incrementó y agudizó el conflicto armado en toda la frontera, aumentó las actividades del narcotráfico y permitió el posicionamiento de bandas delincuenciales transnacionales en territorio nortesantandereano”, finaliza el informe de Pares.