Dispuestos a volver cuando cesen las balas
Durante la asamblea convocada por la Secretaría de Educación, los docentes desplazados hablaron del temor que los embarga por la actual situación de conflicto, el mismo que los llevó a salir en estampida de los diferentes municipios, veredas y corregimientos.
A pesar de eso, aseguran que ese miedo no es más grande que la vocación de servicio por la cual muchos estarían dispuestos a volver, siempre que estén dadas las condiciones.
Con el compromiso de mantener en reserva su identidad, La Opinión conversó con tres profesores que llegaron a Cúcuta desde el Catatumbo, en medio del desplazamiento forzado.
‘Rubén’ es un docente de la ciudad, con 17 años de ejercicio profesional, que trabaja desde hace cuatro en una institución educativa en la vereda Campo Dos, de Tibú, donde imparte la materia de Ética y Valores.
Cuenta que ya se había acostumbrado al ritmo de vida allá, donde a pesar del ambiente, a veces hostil, se sentía a gusto, pues “siempre que uno se dedique a lo suyo y no se meta en problemas, todo está bien”.
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A la pregunta de si estaría dispuesto a volver, respondió afirmativamente y sin titubear. “Yo no voy a claudicar, este es mi medio de sustento, pero además un compromiso irrenunciable. Como docentes tenemos una misión muy importante, que es formar a nuestros niños, niñas y adolescentes”, dijo el docente, fiel a los principios de la cátedra que imparte.
Otra de las historias que conoció La Opinión es la de ‘Marlene’, una profesora de Educación Física que de sus 20 años de docencia, 17 los ha dedicado a la formación de niños y jóvenes en Tibú, donde se estableció desde hace tiempo de manera permanente, por lo que para ella volver no es una opción, sino una necesidad, pues todo lo que tiene se quedó allá.
En el tiempo que lleva viviendo en ese municipio asegura que nunca había experimentado el temor y la zozobra que sintió la semana pasada cuando tomó la decisión de salir.
“Pensar en trabajar en medio del encierro y la angustia me hizo desplazarme. Allá lo dejé todo a cargo de un vecino, aquí en Cúcuta estoy donde un familiar”, cuenta.
Con 14 años de experiencia, ‘Juan Camilo’ es otro de los docentes en desplazamiento forzoso. Es profesor en una escuela del Kilómetro 15 y, a diferencia de sus colegas, dice haber vivido varias situaciones tensionantes, como hostigamientos y paros campesinos, que lo han sacado del territorio hasta por 52 días, pero ninguna como esta.
Explica que decidió salir de Tibú el mismo jueves, luego de que las alertas se intensificaran a través de los grupos de Whatsapp, tanto de padres y representantes, como de profesores. “Ellos -los papás- siempre nos avisan cuando sucede algo, pero esta vez fue distinto”, dijo.
Este profesor salió de Tibú junto a 25 docentes más de su institución y así como lo ha hecho antes, espera que la calma retorne para poder volver a sus funciones. “El lugar de trabajo es allá, y lo que debemos hacer es cumplir con nuestra función”, expresó ‘Juan Camilo’.
En razón de esta vocación de servicio que muestran los docentes, fue que la Secretaría de Educación del departamento dispuso un espacio para que fueran atendidos de manera integral, conscientes de la necesidad de que estén en óptimas condiciones para que puedan cumplir de la mejor manera posible con su misionalidad en medio de la emergencia que ha provocado la guerra.
“Queremos buscar la mejor estrategia de trabajo para nuestros docentes, para que al mismo tiempo puedan generar un buen ambiente a nuestros niños. Que el salón de clases sea un espacio ameno y diferente a lo que puedan estar viviendo en los albergues”, dijo la secretaria encargada Xiomara Urón.
La meta es que al término de esta semana se pueda generar una estrategia que les permita a los niños afectados comenzar clases el 27 de enero, para evitar complicaciones en el calendario escolar.
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