Intoxicación por fósforo blanco: un riesgo silencioso
Dolor abdominal intenso, náuseas y vómitos, a menudo con un color verde o amarillento, dificultad respiratoria, dolor en la piel o quemaduras en caso de contacto directo, alteraciones del ritmo cardíaco y/o daño hepático o renal en casos severos, son los síntomas que una persona puede presentar al intoxicarse con fósforo blanco.
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Una sustancia altamente tóxica utilizada en aplicaciones industriales y militares, pero que también puede estar presente en algunos productos de pólvora y que, si se llega a tener contacto con ella, ya sea por inhalación, contacto con la piel o ingestión, puede provocar graves daños.
Y este fue el caso de un niño de 6 años en Barrancabermeja, Santander, quien el pasado 15 de diciembre, mientras se encontraba con su familia y sin que ellos se dieran cuenta, ingirió un tote, lo que le ocasionó una grave intoxicación que lo mantuvo durante 5 días entre la vida y la muerte, pero desafortunadamente falleció.
A pesar del llamado que han hecho las autoridades de mantener alejados a los niños de cualquier artefacto pirotécnico, tres menores más, otro en Santander y dos en Barranquilla, de igual forma resultaron intoxicados con fósforo blanco, uno de ellos ya salió del hospital y dos más permanecen bajo vigilancia médica.
Aunque la prevención es la mejor herramienta, saber qué hacer ante una intoxicación por fósforo blanco también es importante, por esto, los expertos en el área de salud recomiendan, inicialmente, retirar a la persona afectada del área contaminada para evitar más exposición, destacando que, en caso de ingestión, no se debe inducir el vómito, ya que esto podría empeorar la situación.
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De igual forma, se recomienda lavar las zonas afectadas, teniendo en cuenta que si la sustancia ha entrado en contacto con la piel, se debe lavar con abundante agua y jabón durante varios minutos.
Si hay dificultad para respirar, se debe asegurar de que el afectado esté en un lugar ventilado y, de ser posible, utilizar una máscara para filtrar el aire y buscar ayuda médica inmediata, porque la intoxicación con este material requiere un tratamiento especializado como un lavado gástrico y en casos más graves, un monitoreo en una unidad de cuidados intensivos.
La ingesta de fósforo blanco es letal
El fósforo blanco es tan letal que, según la Organización Mundial de la Salud, solo basta con que un menor use la pólvora y después sus manos tengan contacto con su boca para generarle algún grado de intoxicación. La situación es peor cuando el niño se come la pólvora.
De acuerdo con el toxicólogo Álvaro Cruz Quintero, director del Centro Regulador de Urgencias y Emergencias (CRUE), las primeras 24 horas son cruciales para salvarle la vida a un menor de edad. Esta situación de urgencia es la que pone en riesgo la salud del niño, pues sus síntomas tienden a ser confundidos con los de una enfermedad digestiva.
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“Luego de 24 horas de la ingesta de pólvora no les vamos a poder salvar la vida, porque van a tener problemas hepáticos, renales, neurológicos, cardíacos y probablemente van a fallecer”, explicó el experto.
De hecho, señaló que cuando la pólvora ingresa al organismo, produce una quemadura en el estómago.
“Al producir esa quemadura, se transforma en otra sustancia, que es pentóxido fosfórico. Este penetra en el organismo y se convierte en ácido fosfórico, y este a su vez produce un daño directo en el hígado, le causa una falla hepática aguda, por la que este órgano, que hace todo el metabolismo del organismo, le impide a los pacientes recuperarse”, agregó.
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