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Camilo, el ‘Pilo’ de La Gabarra que se graduó con honores de la universidad
Desde muy pequeño tenía claro que quería ser geólogo.
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Deicy Sifontes
Deicy Sifontes
Sábado, 26 de Marzo de 2022

Norte de Santander tiene un nuevo profesional. Se trata de Johan Camilo Casadiego Estévez, un joven de 22 años desplazado por la violencia y oriundo del corregimiento de La Gabarra (Tibú), quien ayer obtuvo su título como geólogo, pero con una de las mejores distinciones académicas al alcanzar una calificación perfecta en su trabajo de grado. 


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Johan recibió el pergamino al Mérito Científico en la categoría ‘Cum Laude’, así como una medalla de plata por ser uno de los graduandos con mayor rendimiento académico y por sus sobresalientes logros en la Universidad del Norte de Barranquilla, una de las mejores instituciones de educación superior del  caribe colombiano. 

Su tesis de grado fue un trabajo exclusivamente científico: “Análisis morfoestructural y morfosedimentario del sector suroccidental del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina”. 

A través de esta investigación, Johan estudió los ambientes más profundos de esta zona del Archipiélago, encontrando diferentes fallas, deslizamientos submarinos y movimiento tectónico, un gran aporte para el estudio de la geología marina. 


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No fue fácil 

Para lograr esto, Johan tuvo que recorrer un largo camino, pues al ser desplazado por la violencia en Norte de Santander y crecer en una familia de bajos recursos, sus posibilidades de ingresar a una universidad eran casi nulas, sin embargo, con mucho esfuerzo y disciplina lo logró.

“Fuimos desplazados en el año 2005. Ese desplazamiento me trajo la posibilidad de llegar a la ciudad a estudiar. Llegué a la Institución Educativa Santos Apóstoles en Chapinero en la cual cursé hasta noveno grado y de ahí ingresé al Colegio Julio Pérez Ferrero gracias a un proyecto de vivienda de interés social, que mi abuela salió beneficiada y tocó trasladarnos de casa”, contó Johan.


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Para este joven, su familia es lo más importante. Aunque creció al lado de su mamá, Orfanda Estévez, sus abuelos José Estévez y Josefa Riobó fueron los encargados de su crianza al lado de sus hermanos, Yeiny Casadiego y Freddys Rico.

“Mi vida personal siempre ha estado ligada por ese perrenque, esas ganas de salir adelante y de mi familia yo soy el primer bachiller y el primer profesional”, agregó Johan.

Aunque siempre se destacó por ser un buen estudiante, su crecimiento académico inició en el Colegio Julio Pérez Ferrero, sede 3 en el barrio Nuevo Horizonte, donde participó en diferentes concursos de filosofía, poesía, matemáticas, y, además, en escenarios culturales como la danza y el teatro. También fue representante estudiantil ante el Consejo Académico de la institución.

Cuando llegó a once grado en el año 2016, sus expectativas eran alcanzar solo un nivel técnico, ya que entendía que su familia no contaba con los recursos necesarios para poder pagarle la universidad.


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Pero Johan Camilo no quería quedarse así, solo con su título de bachiller. Así que, decidido, realizó un curso Pre-Icfes y empezó a prepararse para el examen de Estado, con el objetivo de alcanzar un buen puntaje y por qué no, ganarse una beca. ¡Lo logró!

“Siempre he sido un estudiante muy curioso, nunca me quedo con lo que me dan en el salón de clases, sino que intento buscar, leer, entonces eso es de mucha lectura, la verdad confieso, tenía demasiados nervios, porque era la única oportunidad que tenía de salir de la zona donde estaba”, expresó.

Obtuvo un puntaje de 348 y junto con dos compañeros más ganó la beca de “Ser pilo paga”, una apuesta para ese entonces, del Gobierno de Juan Manuel Santos, con el que buscaban fomentar el acceso y la excelencia en la educación superior, para que los mejores estudiantes del país, pero con menores recursos económicos pudieran cumplir su sueño de ingresar a la universidad.


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“Entré a la Universidad del Norte en Barranquilla y decidí estudiar Geología, porque era una carrera que tenía plasmada en mi mente desde mi niñez, porque pues nací en el campo y siempre estaba viendo las montañas y las rocas, y en mi cabeza surgían muchas preguntas de por qué se daban las cosas, cómo ocurrían los procesos, y como fui criado por mis abuelos, ellos no tenían esos conocimientos. Cuando llegué al punto de qué voy a estudiar, descubrí que en la geología tenía la oportunidad de responder todas las preguntas que me había hecho”, detalló el joven. 

El joven se graduó con honores. / Foto: Cortesía / La Opinión

 

Lo más duro

Al contrario de muchos jóvenes que emigran a otras ciudades a estudiar, pero siguen dependiendo económicamente de sus familias, Joan tuvo que estudiar y trabajar desde Barranquilla para enviarle dinero a sus seres queridos que viven en el sector de Ciudad Rodeo en Cúcuta. 


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“Los primeros días fueron muy complejos, porque venía de otra región completamente diferente en términos de cultura, entonces el choque cultural fue muy difícil. Digamos que mis compañeros eran de colegios bilingües o privados de alta calidad, entonces toda vez que el docente explicaba algo, muchos compañeros ya sabían, pero para mí eran dos días de biblioteca intentando entender lo que ellos ya sabían”, mencionó Johan.

El joven contó que, en el primer parcial de cálculo, mientras sus compañeros obtuvieron calificaciones por encima de 4, la de él se quedó en 2,3, pero con el tiempo, con mucha disciplina y constancia, Johan logró llegar a los niveles de sus compañeros y, en el primer semestre recibió un pequeño reconocimiento por ser un alumno distinguido, ya que su promedio era superior a 4.

Calificaciones que mantuvo durante toda la carrera, y que lo llevaron a obtener el promedio más alto de su programa.


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Mientras estudiaba, Johan hacía trabajos para sus compañeros, y con el dinero que recibía, podía pagar los almuerzos y los pasajes, pues había muchos gastos. También tuvo la oportunidad de ser monitor de clases en la universidad, por lo que cada semestre recibía un auxilio económico, dinero que usaba para ayudar a su familia. 

“Yo siempre le decía a mi familia que estaba bien porque no quería preocuparlos, pero había días donde me tocaba decirle al señor de la buseta que me llevara por $1.5000, con los almuerzos me quedaba difícil, la plata no me alcanzaba, pero yo siempre he tenido mis responsabilidades, y sabía que tenía que pagar el arriendo de mi mamá, entonces me tocaba recortarme en todo”, indicó Johan.

A pesar de las adversidades, nada fue impedimento para que Johan lograra su objetivo de convertirse en profesional. Con muchos esfuerzos y sacrificios, pero siempre con el apoyo de su familia, docentes, directivos y amigos, este joven nortesantandereano, víctima de la violencia, hoy es un ejemplo de superación y de que los sueños, sí se cumplen.


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“Yo sé que soy un ejemplo, pero es que detrás de mí hay muchas personas que quieren ser ese ejemplo, pero no tienen las oportunidades. En un mundo ideal, todos los estudiantes que salieran de un colegio público, deberían contar con becas, opciones para que la gente estudie, porque las universidades ofertan, pero cuando uno pregunta cuánto vale un semestre, los ingresos de las familias no alcanzan, en mi casa no se ganaba ni un mínimo, entonces no hay posibilidades de que la población desplazada estudie”, dijo Johan.

Johan Camilo Casadiego acompañado de su abuela, Josefa Riobó. /Foto: Cortesía / La Opinión

 

A futuro 

Actualmente, Johan trabaja en en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de Colombia como auxiliar de investigación científica. Asegura que en 5 años se visualiza con una maestría en Ciencia de la Tierra y dedicado completamente a la investigación y a la enseñanza de saberes a nuevas generaciones de científicos, es decir, ser docente.


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"Quiero agradecer a los docentes, directivos y demás compañeros que han hecho parte de mi proceso formativo, del cual hoy me lleva a obtener varios frutos y dichos frutos o reconocimientos los recibo con la mayor sencillez y humildad que siempre me ha caracterizado. Agradezco a mi familia por ser el motor principal para levantarme cada mañana a luchar por los sueños y a los jóvenes que están en esta etapa, les quiero decir que ningún soñador es demasiado pequeño y que ningún sueño es demasiado grande", enfatizó el nuevo profesional.

Johan Camilo se describe como una persona responsable, humilde y sencilla, que siempre está dispuesto a afrontar los retos y los desafíos con la mayor disposición y el mayor compromiso posible.

Un estudiante integral 

Óscar Aldana, rector del Colegio Julio Pérez Ferrero , recuerda a Johan como un estudiante integral. 


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"Él llegó a noveno con  mucho potencial, llegó  de su antiguo colegio donde no había encontrado lo que encontró acá. Él participaba en todos los escenarios culturales del colegio, danza, poesía, baile, teatro, participaba en los modelos de las Naciones Unidas y es un tipo muy respetuoso, siempre muy conciliador con sus compañeros", dijo el directivo. 

Aldana reconoce que Johan siempre se destacó por ser un excelente estudiante, resaltando que fue un gran líder en muchos aspectos. 

"Como estudiante y como persona es espectacular, tengo la imagen clara de él, porque siempre fue destacado", agregó. 

El rector comentó que, Johan se ha convertido en un ejemplo para los próximos profesionales de la institución educativa, ya que, ha asistido a dar charlas a los estudiantes de once sobre su proceso de cómo ha salido adelante, su preparación para las pruebas Icfes, su ingreso a la universidad, sus mayores retos y sus más grandes aciertos. 


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"Desde que logramos los dos primeros "Pilo paga" que fue en el 2014, yo tomé como el hábito que cuando los "Pilos" estaban de vacaciones en Cúcuta, los montaba en mi carro, los invitaba al colegio donde tenemos grado once y los pilos contaban su experiencia. Dónde estaban estudiando, qué estaban estudiando y qué ha sido lo positivo o difícil que han enfrentado, porque la intención era que a través de este diálogo y de ese testimonio de vida, motivaran a los estudiantes a soñar con la beca que da el Estado y Johan es uno de esos", agregó Aldana. 

Johan manifiesta que el rector Aldana, sus compañeros y docentes han sido fundamentales para llegar a donde está hoy, pues fue en el Colegio Julio Pérez Ferrero donde pudo demostrar todos sus conocimientos y destacarse académicamente. 

"El mensaje para los estudiantes es que  tengan altas expectativas, yo siempre utilizo una frase que lastimosamente no conozco el autor, pero les digo siempre con la mirada al cielo, pero con los pies en la tierra. Que piensen, sueñen, pero que trabajen para realizar esos sueños.  La educación cambia vidas, genera movilización social, transforma la casa, la familia, el barrio, la ciudad y eso se ha ido consiguiendo año tras año en el Julio Pérez Ferrero. Lo mejor que puede hacer un estudiante es ingresar a la universidad, hacerse profesional y transformar su futuro", puntualizó el rector. 

Actualmente, la familia de Joan reside en las viviendas de interés social de Ciudad Rodeo. Allí viven sus abuelos , su mamá y sus hermanos. Su hermana Yeiny es becada por Generación E y se encuentra estudiando en la Universidad Francisco de Paula Santander, mientras que su hermano Freddys está próximo a graduarse de once. 

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Johan Casadiego. / Foto: Cortesía / La Opinión
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