Con la reapertura de los puentes internacionales Atanasio Girardot, Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar, a principios de este año, algunas autoridades llegaron a asegurar que la criminalidad por las trochas se acabaría y las rentas ilícitas se frenarían, pero hoy, después de más de seis meses, la realidad es distinta.
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El Eln y el Tren de Aragua no han dejado de hacer de las suyas en esos pasos informales que comunican a Cúcuta y Villa del Rosario (Colombia) con el estado Táchira (Venezuela), a pesar de que por ahí el flujo de personas bajó considerablemente.
Las redes de extracción de productos colombianos a gran escala hacia el país vecino, y los narcotraficantes, siguen pagándoles las ‘vacunas’ a esas organizaciones criminales para usar las trochas y así burlar los controles fronterizos que hay en los pasos legalmente establecidos.
Además, estos lugares continúan siendo el escenario perfecto para que el Eln no pare de cometer asesinatos. Así lo demuestran las estadísticas: en lo corrido de 2023 se han registrado cuatro homicidios más que en el mismo periodo del año pasado.
En el primer semestre del año las autoridades tienen registrados 20 homicidios, de los cuales, 15 cadáveres han quedado en territorio de Colombia. Otros 5 fueron hallados en suelo venezolano, los cuales han sido recogidos por empleados de funerarias y las inspecciones técnicas han estado a cargo de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho), por razones humanitarias.
Según cifras de la Policía, en el primer semestre del año anterior (2022) se dieron 15 asesinatos en las trochas fronterizas.
Según una fuente judicial, los pasos informales son el mejor escenario para cometer asesinatos, pues no hay testigos y si alguien llega a ver algo, prefiere callarse, pues sabe que se expone a ser víctima si habla.
Esto refleja la escasa capacidad que tiene la Policía Metropolitana para cubrir las trochas fronterizas, unos 70 caminos ilegales entre Villa del Rosario y Cúcuta.
Según una fuente conocedora de este tema, al Ejército le correspondería esa vigilancia fronteriza por control de soberanía, pero esas acciones tampoco se dan.
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“Además, esa lucha contra el crimen transnacional es uno de los grandes retos que tiene la Policía, pero no tiene una profundización con las autoridades de Venezuela por falta de información por parte de las autoridades de ese país. Y no hay un instrumento legal que permita el intercambio de información, a pesar de que ya se restablecieron las relaciones diplomáticas”, indicó una fuente experta en seguridad, pero que pidió la reserva de su identidad.
¿Quiénes son los muertos?
Los análisis que han hecho las autoridades judiciales sobre estos homicidios han revelado que muchas de las víctimas de la frontera viven en territorio venezolano y son raptadas allá, las mantienen varios días amarradas en una finca cerca del río Táchira y cuando las van a matar, las pasan hacia Villa del Rosario, Cúcuta o Puerto Santander.
“Esos asesinatos limitan las investigaciones por parte de las autoridades, pues la información que se tiene es muy poca y solo se sabe que los responsables son integrantes del Eln”, comentó otra fuente judicial.
Los peritos forenses de la Brinho cuando hacen la inspección técnica a esos cadáveres que quedan en las trochas, bien sea en territorio colombiano o venezolano, encuentran señales particulares como surcos de presión en las muñecas y tobillos, que les indican que las víctimas estuvieron amarradas, a veces para disimular eso, les ponen esparadrapo, tratando de borrar las marcas.
Los cuerpos también tienen señales de tortura y, además, las camisetas que llevan puestas las usan para taparles la cara a las víctimas.
“Cuando los cadáveres son encontrados también tienen barro y parte de la ropa mojada, eso indica que las víctimas fueron pasadas con vida por la frontera y asesinadas a este lado del territorio”, explicó la fuente judicial.
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Otra particularidad que hay es que cuando los peritos forenses encuentran vainillas alrededor del cuerpo son de munición fabricada en Venezuela, de la marca Cavim (Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares).
Algunos familiares de las víctimas les han contado a las autoridades colombianas que quienes raptaron a sus seres queridos para luego matarlos son hombres vestidos de negro que llegan en camionetas o motos, suben a las personas y se las llevan.
“Siempre llegan entre cinco y siete personas armadas, además, cuando cometen los homicidios en las trochas hay un igual número de hombres. En todos los casos se da el mismo modus operandi”, comentó la fuente judicial.
Agregó: “los asesinan por no pagar las ‘vacunas’ por las trochas, por estar delinquiendo con el Tren de Aragua o por no pagar la extorsión que les ponen al otro lado de la frontera”.
Las investigaciones
Las autoridades colombianas explicaron que cuando la Brinho se encarga de la inspección técnica y del levantamiento del cadáver en cada una de las trochas, la Fiscalía se debe encargar de las investigaciones.
“Cada uno de estos hechos conducen siempre a lo mismo: el responsable es el Eln, por eso estos homicidios se les adjudican a los cabecillas, pero muy pocas veces se logra establecer quién fue el autor material”, explicó otra fuente judicial.
El Eln es el primer responsable de todos los hechos, porque domina toda la zona de frontera, especialmente del lado venezolano.
Pero cuando los casos son extraterritoriales (5), es decir, si están en territorio venezolano, el levantamiento solo se hace por cuestiones humanitarias y una funeraria es la que se encarga de traer el cadáver hasta las instalaciones de la Sijín, donde se hace la inspección del cuerpo y las autoridades venezolanas son las que se deben encargar de las investigaciones.
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Las autoridades colombianas hacen una carpeta con fotografías, junto con un informe en el que se relata lo que hallaron en los cadáveres y por medio de la Cancillería se le hacen llegar a la Fiscalía venezolana para que se adelante la investigación allá.
“Las autoridades venezolanas deberían ponerle más atención a esos asesinatos, porque las víctimas son sus connacionales y no se ve una reacción por parte de ellas, lo que ayuda a que esto no se frene”, sostuvo la fuente.
La explicación que tienen las autoridades colombianas sobre por qué el Tren de Aragua no sería el responsable de estos crímenes, es que esta organización criminal comete los homicidios más en la zona urbana que en las trochas, porque busca siempre dejar un precedente y crear pánico para que cumplan con sus exigencias.
“Además, los asesinatos que comete este banda tienden a ser más sanguinarios, como decapitaciones, descuartizamientos o si usan armas de fuego lo hacen con sevicia, pues así le demuestran a la gente que ellos no le temen a nada ni a nadie”, explicó la fuente.
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