Un deslizamiento de tierra, árboles y piedras se registró en Chitagá y puso a prueba la canalización de las quebradas El Arpero y La Viuda.
Las fuertes lluvias provocaron que el terreno en donde se forman las dos quebradas se desprendiera y arrastrara todo a su paso.
En las dos quebradas la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, invirtió $4.190 millones en la construcción de 940 metros de canales disipadores.
El alcalde Fredy Quintero, quien hizo un recorrido por los sectores aledaños a los caudales, dijo que este tipo de obras se constituyen en elementos mitigadores del riesgo.
“De no haberse hecho las canalizaciones se hubieran presentado emergencias en la población”, aseguró.
El alcalde Quintero afirmó que a lo largo de los dos afluentes no hubo represamientos y que de acuerdo con las especificaciones técnicas, los vecinos pueden estar tranquilos porque las aguas bajan sin dificultades.
Sobre el sitio en donde se presentaron los desprendimientos, el gobernante municipal precisó que están localizados en la parte alta de los sectores de Loma de la Cruz y El Poleo.
Este fenómeno es acelerado por la deforestación que se ha presentado años atrás en la parte alta del municipio.
El alcalde chitaguense está esperanzado en que la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres asigne el adicional de $1.800 millones para terminar el proyecto en 200 metros de canalizaciones.
La Soberanía
El director regional del Instituto Nacional de Vías, Jesús Edgardo Vergel, indicó que durante dos días estuvo cerrado el paso en el PR-113, sector del Paso del Burro en la carretera de la Soberanía, por un deslizamiento de rocas, lodo y material vegetal.
Para el despeje se dinamitó una roca, y el material que estaba sobre la calzada fue removido, con lo cual se habilitó el tráfico automotor entre Saravena y Pamplona.
Las tareas se cumplieron con maquinaria de la Gobernación de Norte de Santander y de Ecopetrol.