Un periodo de ajustes en las arcas financieras, la adopción de estrategias encaminadas a mejorar los recaudos para ejecutar programas de inversión social y convertir a Ocaña en epicentro de los procesos agroindustriales en aras de la convivencia pacífica de los pueblos, ha sido la tarea desarrollada durante los primeros cien días del mandatario local, Emiro Cañizares Plata.
El ente territorial arrastra un déficit presupuestal que supera los 38 mil millones de pesos y el fantasma de la intervención económica se asoma, lo que amerita apretarse el cinturón y adoptar medidas de choque para garantizar la buena marcha de la administración.
“Lo público tiene muchas aristas a veces cuando usted quiere empezar un proceso siempre aparecen otros temas administrativos. La situación de Ocaña es muy compleja desde el punto de vista de las deudas y procesos judiciales existentes en contra del municipio. Quienes somos mandatarios llegamos a ejecutar un presupuesto aprobado por la vigencia anterior”, confesó.
El funcionario resaltó el comportamiento de los contribuyentes que han pagado 9 mil 500 millones de pesos de los impuestos predial unificado, industria y comercio, sin embargo, preocupa el pasivo contingente que supera los 19 mil millones de pesos, lo que podría retrasar la dinámica de inversión por posibles embargos de las cuentas.
Uno de los grandes retos corresponde a la actualización catastral para aumentar los ingresos en el fisco municipal y así superar la profunda crisis económica.
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Cañizares como presidente de la Asociación de municipios de la provincia de Ocaña, sur del Cesar y zona del Catatumbo sueña con la integración regional para fortalecer la convivencia pacífica de los pueblos.