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Dos procesamientos a presidentes en Estados Unidos
La amplitud de ese concepto propicia desde  entonces un intenso debate interpretativo entre políticos y juristas. 
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Jueves, 23 de Mayo de 2019

El Senado rechazó la destitución de los demócratas Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton, en 1998. Un informe del diario El País de España señala que la posibilidad de ‘impeachment’ (procesamiento) a un presidente, vicepresidente y cualquier cargo público civil está consagrada en la Constitución de Estados Unidos desde su aprobación en 1789. El proceso, originado de las leyes coloniales inglesas, puede impulsarse ante lo que se consideren casos de “traición, soborno, altos delitos o faltas”. La amplitud de ese concepto propicia desde entonces un intenso debate interpretativo entre políticos y juristas. El castigo de un ‘impeachment’ es la destitución del cargo sin posibilidad de apelación, indicó El País.

La Constitución concede a la Cámara de Representantes la votación inicial de cualquier proceso de destitución. Si es aprobada por mayoría, el proceso se traslada al Senado. Para aprobarse la destitución, es necesario el voto a favor de dos tercios del Senado.

Solo ha habido dos impeachments a presidentes en la historia de Estados Unidos, ambos del Partido Demócrata: en 1868 a Andrew Johnson y en 1998 a Bill Clinton. Ambos procesos fueron aprobados por la Cámara de Representantes pero rechazados por el Senado. En 1974, el Congreso iniciaba los preparativos a un impeachment al presidente Richard Nixon cuando el republicano presentó su dimisión por el escándalo Watergate.

El proceso a Johnson se originó en una pugna entre demócratas y republicanos en un momento de creciente tensión tras el fin de la Guerra Civil. El Congreso, controlado por un ala radical del Partido Republicano, aprobó -y logró anular el posterior veto de Johnson- una ley que impedía al presidente demócrata destituir, sin el apoyo del Senado, a cargos públicos designados por la Cámara Alta.

Un ‘impeachment’ puede impulsarse ante lo que se consideren casos de “traición, soborno, altos delitos o faltas”

Ignorando esa ley, Johnson destituyó a su secretario de Guerra, un aliado de los republicanos, lo que propició el proceso de impeachment. En dos votaciones en mayo de 1868, el Senado se quedó a un solo voto de los necesarios para destituir al presidente.

El impeachment a Clinton se originó en una investigación de un fiscal a una operación inmobiliaria del matrimonio Clinton y derivó en un análisis de la conducta sexual del presidente en medio de un culebrón de revelaciones. A raíz de una acusación de asalto sexual antes de acceder a la Casa Blanca, Clinton se convirtió en el primer presidente en testificar en defensa propia ante un jurado.

El proceso de impeachment acusó a Clinton de cometer perjurio y obstrucción a la justicia por ocultar su aventura sexual en 1997 con la becaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky. La clave recayó en dirimir si Clinton mintió bajo juramento cuando negó haber mantenido una relación sexual con Lewinsky -con la que mantuvo sexo oral- y si dificultó las investigaciones al alentarla a negar el affaire.

En diciembre de 1998, la Cámara aprobó la destitución del presidente, pero esta fue rechazada en febrero de 1999 por el Senado, recordó el informe de El País.

El impeachment como arma política reaparece de vez en cuando en EE UU. En 2013 y 2014, algunos políticos republicanos hablaron -sin nunca materializarse- de la posibilidad de tratar de destituir a Barack Obama por la gestión del atentado al consulado de la ciudad libia de Bengasi o la política migratoria del presidente.

La vaguedad de la ley propicia su abuso. En 1970, en un intento fallido de destituir a un juez del Tribunal Supremo, el congresista Gerald Ford, que después sucedió a Nixon en la presidencia, declaró: “Una ofensa de impeachment es cualquier cosa que considere la mayoría de la Cámara de Representantes en un momento de la historia”.

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