En cada paso que daban los familiares de los patrulleros Renson García Castro y Jerson David Cuevas Pineda, mientras se acercaban al lugar donde fueron asesinados a balazos, la mañana de ayer, en el sector La Alejandra, de El Zulia, hubo tristeza, desespero y resignación. El dolor que traían consigo se mezclaba con el desánimo y la baja moral que se sentía entre los demás uniformados que rodearon la macabra escena.
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Los gritos desgarradores de los dolientes al encontrar a sus seres queridos sin vida sobre una mesa, demostraban la tragedia que tocó a sus hogares.
Las explicaciones sobraron, el silencio y las miradas entre los policías que custodiaron la escena dejaban entrever que la batalla contra el Eln, el presunto responsable del hecho, se perdió ayer, en medio de la celebración del 59 aniversario de esta guerrilla.
A medida de que pasaban los minutos, los investigadores judiciales que iniciaron las pesquisas en el lugar, conocieron que García y Cuevas, decidieron ir hasta este restaurante para desayunar, pero los violentos ni siquiera les permitieron alimentarse.
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Según se conoció en la escena del hecho, los dos uniformados adscritos a la estación de El Zulia, se sentaron en una de las mesas del establecimiento, se quitaron sus chalecos antibalas y ordenaron el desayuno, pero cinco minutos después, dos hombres llegaron y se les acercaron para dispararles de manera indiscriminada.
Uno de los uniformados recibió dos impactos, mientras que su compañero fue baleado en tres oportunidades en la cabeza. Los dos murieron de inmediato, mientras que los asesinos les robaron sus pistolas de dotación y huyeron tranquilamente del lugar.
“La alerta siempre está y es triste lo que pasó, porque hubo mucha confianza, pero hay un buen material para lograr la identificación de los que cometieron el doble homicidio”, explicó una fuente cercana a las investigaciones.
Uno de la tierra
Algunos familiares de Renson García, de 40 años, quien llevaba 16 años de servicio en la institución, lo recordaron como un buen hombre, dedicado a su trabajo y una persona alegre. Él dejó dos hijos, uno de 12 años y una niña de 3.
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“Parece mentira lo que pasó, es muy difícil esto, porque no tuvieron compasión de ellos”, aseguró uno de los allegados.
García era oriundo de Cornejo, en San Cayetano, por lo que sus familiares y amigos arribaron al lugar rápidamente.
“Nos criamos en la misma cuadra, es muy cruel pasar por esto, porque es una buena familia y él (Renson) era un buen policía”, aseguró uno de los vecinos del uniformado que presenció la inspección judicial.
Entre tanto, algunos compañeros de trabajo de los dos policías muertos los describieron como buenas personas, alegres y entregados a su labor.
“Trabajé con los dos, era bueno pasar esos momentos en los turnos de trabajo. Ojalá podamos capturar a los que hicieron esto”, dijo uno de los policías que conoció a los patrulleros.
De Jerson Cuevas, de 29 años, se conoció que ingresó a la Policía en el 2017, por lo que llevaba tan solo seis años de servicio.