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Históricos
La Cámara de Comercio de Cúcuta
Estas instituciones fueron consideradas como órganos consultivos del gobierno, de afiliación voluntaria y llamadas a vincular a los comerciantes a unirse en bien del desarrollo regional y de su propio bienestar.
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Sábado, 4 de Enero de 2025

Las cámaras de comercio, son tal vez, una de las instituciones sociales más antiguas de la humanidad. Para conocer su origen, debemos remontarnos hasta la época que marca los finales del feudalismo europeo y sus colonias, considerado importante para el desarrollo de las organizaciones sociales del mundo occidental de hoy. Resulta pues, que en el sistema feudal que imperaba entonces, fue apareciendo una clase social libre, pero sin derecho a la propiedad y sin compromiso de heredar y a medida que pasaba el tiempo fueron adquiriendo cierto poder económico hasta convertirse en un nuevo grupo, conocido más tarde como ‘burgueses’ y que, ante la incapacidad de las instituciones vigentes de brindarles seguridad, tanto social como económica, encontraron la solución asociándose como medida para garantizar su supervivencia. Ya por esa época, los centros de poder se concentraban en las ciudades, alejadas de los castillos y fortalezas medievales, lo cual ayudaba a ejercer un mayor control sobre las actividades que ejercían. Así las cosas, las cámaras de comercio nacieron como parte del movimiento gestado para organizar la asociación de los burgueses.

Entrada la Edad Moderna, cuando las actividades comerciales comenzaron a multiplicarse, sobre todo en los puertos de las principales ciudades europeas y americanas, también lo hacían las dificultades y problemas que surgieron en torno a ellos. Para darle solución a éstos, la corona española creó los Consulados del Mar, aprovechando la experiencia adquirida por sus similares en mercados, ferias y lonjas de pescadores permitiéndoles recibir el privilegio de la jurisdicción privativa o de fuero en lo mercantil. Es la razón principal por lo que las primeras cámaras de comercio fueran creadas en las ciudades costeras, como es el caso de la primera de ellas, en Marsella, Francia a finales del siglo XIV. 

En Colombia, aunque los antecedentes muestran que la primera cámara de comercio se creó en Bogotá, por iniciativa de la Asamblea de Cundinamarca, a instancias de los comerciantes locales, y que, a partir de la expedición de esta norma, estas instituciones fueron consideradas como órganos consultivos del gobierno, de afiliación voluntaria y llamadas a vincular a los comerciantes a unirse en bien del desarrollo regional y de su propio bienestar.

Oficialmente, en 1878 nació la Cámara de Comercio de Bogotá, con el propósito de defender el comercio interior y exterior, difundir estadísticas, actuar como tribunal de arbitramento entre los comerciantes y actuar como portavoz de la comunidad mercantil y representarla. En 1890, el Congreso de la República aprobó la Ley 111 mediante la cual se autorizaba crear las Cámaras de Comercio como órganos de carácter oficial de comercio, así como de cuerpos consultores en temas comerciales e industriales; adicionalmente se les otorgó la función de tribunal de comercio para que actuaran como amigables componedores y árbitros de esas actividades. Al amparo de la Ley anterior, la Cámara de Comercio de Bogotá pudo conformarse legalmente al año siguiente. 

Mientras tanto en Cúcuta, nos cuenta la historia, que su principal promotor fue don Luis Febres Cordero, cuando ejercía como gobernador en su primer mandato, y consiente de la necesidad de establecer controles en una frontera tan congestionada en temas comerciales, especialmente en los de comercio internacional, decidió establecer contacto con el general Benjamín Herrera, líder liberal por la época de esta narración y por supuesto, en la oposición dentro de los gobiernos del régimen conservador que entonces gobernaban el país. Su cercanía y amistad se debía a sus relaciones con la región que eran de vieja data, toda vez que se instaló en Pamplona luego de sus derrotas en la guerra civil de 1885; allí se había casado en primeras nupcias con doña Josefina Villamizar Peralta. El general Herrera, a pesar de su posición política, seguía siendo un líder de indiscutible prestancia y habiendo sido nombrado ministro de Agricultura y Comercio en septiembre de 1915, urgió al gobierno nacional para que se permitiera la creación de la Cámara de Comercio de Cúcuta, lo cual se hizo realidad, un mes después, con la expedición del decreto 1807 de 1915.

El decreto mencionado, que además creaba las cámaras de comercio de Cali, Cartagena y Bucaramanga, decía en líneas generales, que para la elección de sus miembros, debían reunirse los comerciantes más notables de la población, en un número no menor de treinta y que el número de miembros de cada cámara, representará el 30% del número de comerciantes. También que podían ser elegidos miembros de las cámaras, extranjeros “que tuvieran negocios de comercio honorablemente establecidos en el país por un tiempo no menor de tres años”. Finalmente, el decreto establecía que sería el gobernador quien haría la convocatoria para conformar la Junta Directiva procurando “que tenga representación el comercio en sus varias ramas o manifestaciones…”

Para su fundación. El gobernador Febres Cordero convocó para el 18 de noviembre a los comerciantes, para elegir la primera Junta Directiva. A esa convocatoria asistieron 31 comerciantes, 23 en representación del comercio colombiano y 8 del comercio extranjero. La asamblea puso a disposición del gobernador, los nombres de los primeros doce miembros que conformarían la primera Junta así: 8 representantes del comercio nacional y 4 por los almacenes extranjeros.

El presidente elegido fue don Federico Halterman, representante de la firma Brewer, Moller & Cía; como primer vicepresidente, don Arturo Cogollo, en representación de su empresa Cogollo & Cía. y segundo vicepresidente, Alberto Camilo Suárez a nombre propio. La instalación formal se realizó en los salones del Club del Comercio, el 30 de noviembre. Las normas previamente establecidas, definían que los cargos directivos fueran renovados anualmente por terceras partes, hasta que en 1920 el Ministerio que regía la actividad emitió el decreto 586, en el que determinó que el número de miembros de la Junta fuera de nueve, y según la norma, “renovables en, los periodos sucesivos y en la misma forma”. Finalmente, leemos en el documento publicado por la Cámara de Comercio de Cúcuta cuando cumplía 90 años de fundación que “su objetivo básico desde su fundación ha sido y es aún, el impulso y la promoción del desarrollo económico y social de la comunidad”.

Redacción
Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com

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