Todos los grupos armados presentes en Norte de Santander “están aprovechando los niveles de desprotección y vulnerabilidad de la población migrante, sin que el Estado colombiano haga nada para evitarlo”, situación que ha derivado en el fortalecimiento de estas estructuras, según indicó Wilfredo Cañizares, director de la Fundación Progresar.
Paramilitares como Los rastrojos, en Puerto Santander; los gaitanistas, que actúan en la frontera de Villa del Rosario, y algunos sectores de Cúcuta; las mafias del narcotráfico y el contrabando, las guerrillas del Eln y el Epl, así como las disidencias de las Farc, reclutan hombres y mujeres venezolanos por igual, lo cual los hace “víctimas y victimarios”.
Cañizares advirtió que para este año “los escenarios de riesgo se van a agravar, y todo indica que la violación de derechos humanos y la generación de violencias por parte de bandas criminales va a aumentar”, no solo en el Catatumbo, sino en el área metropolitana de Cúcuta, dada la consolidación de carteles transnacionales “y la corrupción y complicidad de sectores del establecimiento institucional del departamento”.