La Defensoría del Pueblo, la Procuraduría, la Gobernación, Bienestar Familiar y la Alcaldía con el acompañamiento de Naciones Unidas tienen un asunto muy delicado que tratar en Tibú y es la oleada de asesinatos de mujeres y las amenazas en contra de ellas.

¿Qué hay detrás de eso? ¿Quién las está matando? ¿A qué obedece? ¿Por qué las amenazan? ¿Los grupos armados ilegales por qué las pusieron en la mira?

Preguntas difíciles de resolver en un municipio localizado en el Catatumbo donde se ha calculado que hay 15 estructuras o factores generadores de violencia, desde guerrilla, bandas criminales, carteles mexicanos de la droga, contrabandistas y delincuencia organizada.

Es de tal magnitud lo que ocurre, que aparecieron dos videos con fotos de 70 mujeres a las que estigmatizan y les lanzan señalamientos, que finalmente las ponen en la mira de sus atacantes.

Se trata de una situación del más alto riesgo para la vida de ellas, como lo muestran las cifras sobre ocho homicidios ocurridos entre abril y mayo de este año en territorio tibuyano.

No se puede decir que ocho no son pocas, puesto que en todo el pandémico 2020 las estadísticas oficiales reportaron dos muertes violentas de mujeres en esa localidad nortesantandereana.

Sin lugar a dudas la situación de seguridad para las abuelas, madres, hijas, hermanas, tías y primas pareciera estar fuera de control por la gran cantidad de actos de sangre e intimidatorios de que están siendo objeto. 

La peligrosa situación se da en una municipalidad que lamentablemente figura entre los primeros lugares en Norte de Santander en materia de homicidios, con cerca de 30 asesinatos.

La zozobra en medio de esta situación debe llevar a los organismos especializados a efectuar las investigaciones respectivas e ir tras los homicidas y seguirle el rastro a las intimidaciones y afirmaciones que están poniendo en riesgo la vida.

Ya hay suficiente padecimiento en nuestra sociedad como para que se pongan en marcha macabras sindicaciones públicas sin fundamento, que indican el estado de descomposición y de bajeza a que se ha llegado para atentar contra la vida y honra de las personas.

La acción interinstitucional, con el respaldo de la Fiscalía, la Policía y el mismo Ejército son fundamentales para desbaratar esa acción que golpea a las familias, varias de las cuales hoy lloran a sus seres queridos asesinados y reclaman justicia,  mientras otras ven partir hacia lugar seguro a quienes deciden desplazarse por miedo a correr la suerte de ser muertas a bala o a puñaladas.

Hay que recalcar que lo ocurrido no es de poca monta, teniendo en cuenta que Tibú tiene una población de 53.586 habitantes, lo cual demuestra el alto grado del riesgo que corren.

Sería interesante que las autoridades más allá de señalar como causantes de muchas de esas muertes a las disidencias de las Farc y a la guerrilla del Eln, le precisen a la opinión pública caso por caso, el estado de los mismos, por qué se dice que serían esos actores, aclarar si los mismos han optado por el feminicidio como factor de guerra, todo con la respectiva documentación para que se puedan exponer las respectivas denuncias de violación a los derechos humanos, por ejemplo.

Para cerrar es oportuno comentar lo dicho por una de las habitantes tibuyanas: “las que son mamás ni siquiera salen al parque a comer helados con sus hijos porque tienen miedo de ser asesinadas”. Triste realidad de un Catatumbo en el que no quiere apagar el conflicto.