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Editorial
Fantasmas con rostro
La Policía sabe que siempre quedan señales y pistas que pueden llevar hasta los responsables de un hecho ilegal.
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Sábado, 25 de Febrero de 2017

La Policía de Cúcuta está demostrando que cuando dispone todo lo necesario para alcanzar sus objetivos los logra, y cuando ello ocurre, genera en la ciudadanía la confianza necesaria para apoyar cualquier tarea en busca de seguridad.

Por razón de los investigadores de la Policía de Tránsito, Cúcuta dejó de ser un lugar tranquilo para los famosos y siniestros choferes de carros fantasma que, en cualquier momento, por la razón que sea, accidentalmente atropellan y arrollan peatones, motociclistas y ciclistas, y huyen sin dejar rastro…

Claro. Lo del rastro es un decir, porque la Policía sabe que siempre quedan señales y pistas que pueden llevar hasta los responsables de un hecho ilegal, y que es importante y necesario seguirlas y dejarse llevar por ellas.

Y fue siguiendo huellas y pistas como los investigadores lograron identificar a siete conductores de carros fantasma que causaron la muerte de ocho personas, en casos diferentes, y huyeron, dejando sin auxilio a sus víctimas.

Significa que la Policía de Tránsito les puso rostro a siete fantasmas, algunos de los cuales habían cometido homicidios culposos hacía tres y cuatro años. Por lo demás, con ello se logró establecer la verdad que tanto esperan siempre las víctimas indirectas de los accidentes, es decir, los parientes de los atropellados.

Esta vez, la paciencia, la perseverancia y la determinación, virtudes que se nos antoja deben caracterizar a los buenos policías, arrojaron resultados positivos que, por alguna razón, no son posibles en otro tipo de casos ilegales.

Porque, por ejemplo, hay decenas de delitos mayores —homicidio agravado, extorsión, secuestro, hurto, estafa, abuso sexual…— que jamás se esclarecen, por razones como la falta de decisión de los investigadores para llegar hasta donde sea necesario, o por falta de compromiso con las necesidades e intereses de la sociedad, a pesar de que también dejan pistas y señales claras.

Y esto último es, desde luego, razón para que la ciudadanía se aleje de todo lo que tiene que ver con la Policía y los policías y prefiera, como se hizo costumbre ya en Colombia, acudir a las vías de hecho y capturar y maltratar al delincuente que se pone al alcance de la gente.

Desde luego, trabajos como este de los conductores de carros fantasma, hay que ponerlos de relieve en la actividad diaria del Estado —y de la Policía, obvio—, a fin de que la comunidad recupere su confianza en los organismos de seguridad, confianza que no existe, por la ineficiencia y la ineficacia en las investigaciones y en la búsqueda de infractores de las leyes.

También, permite dar pasos en procura de superar el ambiente hostil hacia la comunidad en que parecen desenvolverse muchas actividades policiales, en las que los policías actúan contrariando la propia Constitución, basadas en principios como el de la presunción de inocencia y la buena fe. Son muchas, las quejas de ciudadanos que acusan a la Policía de actuar como si todos fueran culpables…

Ojalá los responsables del cuerpo armado sepan canalizar resultados como el de los carros fantasma, para lograr algo que tan esquivo: que los ciudadanos se convenzan de que siempre es mejor tener la Policía cerca.

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