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Editorial
Con el agua al cuello
Aunque Norte de Santander se encuentra entre los más afectados por las crecientes de los ríos, avalanchas y las fuertes lluvias, no se ha visto un despliegue de la UNGR para ofrecer apoyo a los damnificados.
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Lunes, 10 de Junio de 2024

Aunque Norte de Santander se encuentra entre los departamentos más afectados por las crecientes de los ríos, las avalanchas y las fuertes lluvias, no se ha visto un despliegue de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo para ofrecer apoyo a los damnificados.

Se supone que hablar de 1.000 viviendas afectadas con daños desde destrucción total hasta parcial y la desapareción de caminos, puentes hamaca y carreteras averiadas debería mover a dicha entidad cuya labor precisamente es atender y gestionar para ayudar, mitigar y dar la mano en momentos como estos.

Y si lo anterior no mueve los sentimientos de los burócratas de la UNGRD, pues hay que comentarles que 18 de los 40 municipios nortesantandereanos han sufrido problemas de diversa índole por la actual temporada de lluvias.

El grave mal de la corrupción que afecta a esa entidad nacional no puede convertirse en la disculpa perfecta para darle la espalda a la región que espera acciones urgentes para evitar que la situación empeore.

Aunque también es bueno recordar que tal vez en esta oportunidad vuelva a ocurrir que la atención desde el Gobierno Nacional vuelva a ser lenta y paquidérmica, cómo ha sucedido con el caso de la avalancha de El Tarrita.

Este dramático escenario vivido por ejemplo en Arboledas, Cucutilla y Chitagá sin olvidar la destrucción de hace un año en Ábrego, que ocasionó el cierre de la vía Ocaña-Cúcuta ratifica la urgencia de levantar los estudios de riesgos en diferentes zonas del departamento.

Esta especie de microzonificación del subsuelo es necesario aplicarla para hacer la evaluación y monitoreo de amenazas de origen geológico y así poder tener una visión técnica y científicamente informada sobre las condiciones del departamento en ese aspecto.

Hace más de diez años se destruyó el casco urbano de Gramalote y ahora pasados doce meses ocurrieron dos avalanchas en lugares distintos, luego no debe esperarse más y solicitar que el Servicio Geológico Colombiano haga dicho examen.

El gobierno del presidente Gustavo Petro debe ordenar las acciones de atención, mitigación y de análisis especializado para la emergencia invernal que enfrenta Norte de Santander, puesto que además se enmarca dentro de su visión de lucha contra el cambio climático y de generar opciones para disipar los impactos devastadores sobre la población.

Hay que brindarles atención y llevarles repuestas a personas como la señora de Arboledas que se salvó de morir por el deslave porque sonó la campana para ir a rezar el rosario y al volver vio que ya no estaban los árboles de donde iba a bajar unos mangos o quienes quedaron con sus casas al borde del precipicio o a los campesinos que descubrieron que la vía había desaparecido.

Lo que está pasando en la región en este caso de los desastres naturales no lo pueden enfrentar solos los gobiernos departamental y municipales, puesto que una vez se haga la cuantificación las inversiones serán milmillonarias y de inmediata puesta en marcha porque de lo contrario seguiremos asistiendo a una acumulación de daños y de damnificados sin solución alguna.


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