Tal vez ella no lo sabe o simplemente no puede expresar el agradecimiento a su abuela por los ocho años que la ha cuidado y se ha esmerado por darle lo mejor.
Luisa Fernanda es una niña que sufre de parálisis cerebral espástica, quien ha estado durante su vida al cuidado de su abuela Ana Cecilia Arias, una mujer que no solo se rebusca para sostenerse las dos sino que tiene a cargo otro nieto, de 6 años.
Muchas mujeres y hombres sueñan con conocer a James Rodríguez, verlo en persona, recibir un mensaje suyo, pero para Luisa Fernanda es diferente. Es una de las razones que la hacen sonreír.
Un sueño que pocos han podido hacer realidad, pero que Luisa Fernanda a su corta edad y con una luz en sus ojos cree que puede llegar a cumplir.
"Cuando uno le habla de James ella salta, grita, sonríe, se pone muy feliz", asegura su abuela.
La carpeta en la que guarda su historia clínica está llena de imágenes del jugador, en su casa hay afiches de James en la entrada, en una pared y su gaveta de ropa.
"Es fanática del cucuteño, ella dice que es de ella, que nadie más lo puede mirar. No se pierde un partido de la Selección Colombia ni del Real Madrid, y yo trato de complacerla, así que si no podemos ver el juego en mi televisor, yo busco la forma de que lo vea", dice Arias.
Una muestra de amor
Son una pequeña familia pobre. En una choza de cuatro paredes hechas de tablas viven Ana Cecilia y dos de sus tres nietos. "Una tía de mis nietos cuida al mayor, yo me hice cargo de los dos pequeños, porque mi hija murió hace tres años".
"Ella es alegre y divertida", dice Arias al describir a su pequeña, que tan solo pesa 17 kilos, pocos para la edad que tiene, pero muchos cuando su abuela debe recorrer una montaña con ella en brazos.
Media hora, aproximadamente, se demoran la abuela y su nieta en llegar a 'la torre', sector en el que un carro la recoge para llevarla hasta el centro.
Pero subir a esa loma del barrio 28 de Febrero es aún más complicado, porque no solo debe cargar el peso de Luisa Fernanda sino el cansancio de haber recorrido parte de Cúcuta.
Llegar a su casa es toda una historia, desde el centro hasta 'la torre', en carro, se demora unos 25 minutos, esa es la parte fácil, porque con su más de 50 años debe sacar fuerzas para alzar a su nieta e iniciar la subida.
Aunque la montaña tiene escaleras en algunas partes, en otras solo se encuentra barro. Una misión de equilibrio y fuerza que solo el amor logra cumplir tres veces a las semana.
Ese amor que permite cruzar barreras y que ni una hernia discal ha evitado que Arias deje de hacer por ver mejor a su pequeña.
"La médica me dijo que tengo que poner una tutela y hacer todas las vueltas para que las terapias de la niña sean aquí en la casa, pero no es tan fácil, porque allá la ponen a nadar, a caminar, tienen todos los implementos necesarios, aquí en la casa no se puede", explicó Arias.
Mientras tanto, estas dos mujeres seguirán acompañándose, una en brazos de la otra, para subir y bajar la montaña con dos sueños, ver un poco de mejoría en una de ellas y tal vez, algún día recibir ese tan anhelado mensaje de apoyo de James Rodríguez.