Para quienes visitan los cementerios ubicados en el área metropolitana de Cúcuta, les es fácil observar la variedad de gustos de los deudos al momento de adornar los sitios donde yacen sus respectivos familiares.
Pero también se pueden encontrar con situaciones que además de curiosas, son tristes y que de alguna manera, dan al traste con el ritual que convoca a la memoria por estos días en que se conmemoró la fecha de los fieles difuntos.
Algunas tumbas parecen unas verdaderas obras de arte. También, los visitantes de los camposantos se pueden percatar de innumerables situaciones jocosas pero verosímiles.
Lo grato del cuento es que pareciera que existe el afán de muchas personas por congratular y perpetuar los buenos recuerdos de sus seres queridos.
Cuando se comparten las fechas y fiestas, no es por casualidad, es por compromiso moral.
Buen viento y buena mar, buenos augurios para un gran viaje, se podría traducir de esta imagen.
La alegría más allá de la vida, también es parte de los buenos recuerdos cuando el difunto es niño.
Aquí se podría estar poniendo en tela de juicio o aplazando aquello del “descanso eterno”.
En los cementerios, como en la vida, ‘no todo es color de rosa’ y se observan casos de dejación.
Este arreglo simétrico conjuga el dolor que no se borra con el paso del tiempo.
Por César Obando / La Opinión
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