Hay una premisa que defiende el sector energético de Colombia: las hidroeléctricas son sinónimo de desarrollo. El problema es que últimamente se han presentado dificultades para sacar adelante esta clase de proyectos en el país.
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Los expertos reconocen que Colombia es un lugar excelente para la construcción de estos proyectos. Esto gracias a su topografía, pluviosidad y recursos hídricos, que son altos e indispensables para esta ingeniería.
Los gremios del sector defienden que las hidroeléctricas son la mejor opción para garantizar una energía firme para el país. Ya que su operación es más económica que las termoeléctricas, su construcción es menos costosa que las plantas nucleares y suministran energía a gran escala, además, de producir bajas emisiones de gases contaminantes que contribuyen al efecto invernadero.
Son razones para comprender por qué normalmente la generación eléctrica del país depende en alrededor del 70% de las hidroeléctricas. Regiones del país no lo han pensado dos veces para levantar sus proyectos: centrales hidroeléctricas como Guavio, Urrá, Salvajina, Chivor, Calima, Alto Chicamocha, Hidromiel, Hidrosogamoso, Peñol-Guatapé, Ituango, San Carlos, Betania, El Quimbo. Son cerca de 30 en Colombia.
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Gremios preocupados
El problema radica en que hay un rezago en la entrada de nuevos proyectos de generación de energía en Colombia. De hecho, la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica en Colombia (Acolgén) ha manifestado su preocupación por la generación de energía a mediano y largo plazo en Colombia.
Ese rezago obedece a los retrasos en la entrada de nuevos proyectos, demoras en la construcción, bloqueos, licenciamiento ambiental o por consulta previa.
A esto se suma la incertidumbre jurídica que hay para el sector en el país, dado a los cambios regulatorios. Los gremios han rechazado los reiterados anuncios del Gobierno de intervenir las tarifas y las reglas de juego de la energía de la bolsa, lo que baja la confianza inversionista.
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Natalia Gutiérrez, presidenta de Acolgén, sostuvo que el país no se está preparando para un próximo fenómeno de El Niño. Argumentó que la demanda de energía está creciendo dos veces más rápido y, en cambio, la oferta está quedando rezagada, ya que Colombia no está recibiendo los proyectos y la inversión que debería. “El 2027 se anuncia ya como el año del quiebre”, dijo.
Añadió que para evitar ese escenario es imprescindible que el Gobierno trabaje para que entren los proyectos atrasados. Esto requiere que muchos inversionistas, la mayoría extranjeros, tengan interés y confianza en las reglas que regirán las obras, y también, las que regirán las tarifas.
Hay que resaltar que la entrada en operación de la Central de Hidroituango ha sido importante para la generación en estos momentos difíciles y, además, aporta cerca del 10% de la demanda energética del país.
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