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Editorial
Tren de Aragua
Hay que hacerles ver a esos delincuentes que ellos no son intocables y que Colombia no es su territorio donde pueden venir a sentirse en casa.
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Viernes, 13 de Diciembre de 2024

El Tren de Aragua fue noticia, recientemente, por la captura del jefe en Chile, de esa organización criminal transnacional, quien estaba escondido en Los Patios, y de la cumbre que esa banda organizó en Bogotá.

Colombia no puede bajar la guardia frente a esta agrupación del multicrimen que surgió en Venezuela, pero que cruzó la frontera para establecerse en el área metropolitana de Cúcuta, llegó a gran parte de ciudades del país, se hizo fuerte en países del Cono Sur y montó su imperio en 16 estados de Estados Unidos.

Lo sucedido en la capital colombiana, en donde según la misma Policía estuvo Niño Guerrero, el  máximo  cabecilla de la poderosa organización, debe de ser interpretado por la Fuerza Pública como una provocación que no se debe tolerar y por lo tanto hay que actuar para llevarlo ante los estrados judiciales con el fin de que pague por sus crímenes.

Jugando con su nombre, hay que ‘descarrilar’ urgentemente a este grupo de delincuentes llegados del otro lado del río Táchira, cuya peligrosidad es de tal magnitud que el gobierno de Estados Unidos ofrece  doce millones de recompensa por tres de sus jefes, entre ellos Niño Guerrero y alias Giovanny, quienes estuvieron en la reunión de Bogotá.

Se necesita que así como hubo cooperación entre Colombia y Chile para la detención de alias Bobby, haya un trabajo coordinado con las autoridades venezolanas en cuanto al intercambio de información y de compartir datos de inteligencia para ir tras la huella de quienes están al frente de esa organización del crimen.

Para Colombia resulta imperioso avanzar en el desmantelamiento de grupos como este  que controlan y manejan el microtráfico de estupefacientes, extorsionan, cometen homicidios, al igual que  intimidan y amenazan a quienes se interponen en su camino hacia el control de las economías ilegales en amplios sectores.

Incluso, el combate contra el Tren de Aragua debería ser igualmente de carácter transnacional con la participación de las agencias policiales y los organismos de seguridad para estrecharle el cerco y   desmantelarla y extinguirles sus propiedades y las grandes sumas de dinero que maneja para golpearlo financieramente.

Hay que hacerles ver a esos delincuentes que ellos no son intocables y que Colombia no es su territorio donde  pueden venir a sentirse en casa, porque de todas maneras es algo muy grave para la propia seguridad nacional que ellos intenten vernos como la zona de confort desde donde planifican y orquestan sus crímenes.

Para el caso específico de la capital de Norte de Santander esta banda es una de las generadoras de violencia e inseguridad en la región fronteriza, donde hasta incluso se ha disputado el territorio a sangre y fuego con la guerrilla del Eln.

Pero también debe preocupar el hecho de que la organización que se encuentra aquí haga las veces de una especie de cuerpo protector para ocultar a cabecillas o miembros de importancia en otras partes del continente, al igual que sucedió con Bobby, el que la comandaba en Chile.

Se trata de un reto de gigantescas proporciones que nos muestra como el delito muta hacia dimensiones extremas, razón por la cual hay que confrontarlo con toda la fortaleza operativa, de inteligencia y de aplicación de justicia para que la impunidad no se vuelva su aliado.  

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