

Tratos con el Cartel de los Soles de Venezuela cuyo régimen ha permitido que su territorio fronterizo se convierta en retaguardia segura para el Ejército de Liberación Nacional (Eln), deja en el ambiente la sensación de que la operación de ataque total de esa guerrilla en el Catatumbo esté orquestada por Nicolás Maduro.
Hay suficiente contexto histórico sobre cómo a lo largo de los 25 años del chavismo en el poder fue acrecentándose dicha ‘amistad’ o ‘sociedad’ entre el gobierno del vecino país con el grupo subversivo guevarista.
InSight Crime recuerda que la llegada de Hugo Chávez al Palacio de Miraflores -en 1999- “significó un cambio amistoso con el Eln” convirtiendo a ese país en territorio estratégico para el grupo armado al contar con un gobierno benévolo.
No solo puede esconderse en lugares de los estados Apure, Táchira, Zulia y Amazonas sino que desde allí cuenta con la opción de planear y poner en marcha ataques contra la fuerza pública y la población civil, como la que ocurre en la zona catatumbera.
Aunque el presidente Gustavo Petro asegura que la sangrienta operación del Eln contra la subregión del Catatumbo en Norte de Santander incluyó el traslado de guerrilleros que caminaron por lo menos un mes desde Arauca, una versión de contraste advierte que la ruta venezolana para ese movimiento silencioso y secreto no es descartable.
Expertos y fundaciones especializadas ya vienen considerando al Eln como una guerrilla binacional o hasta un ejército binacional producto de que la expansión por Venezuela lo lleva a estar presente en al menos 40 municipios de ocho de los 24 estados.
Al profundizar en detalles, se advierte que la minería ilegal, el narcotráfico y el contrabando son las principales fuentes de financiación del Eln del lado venezolano, donde se fortaleció sin que el Estado lo combata, llegando a tener allá unos 1.000 combatientes, como lo calcula InSight Crime.
Sobre esa connivencia entre la guerrilla y el régimen venezolano, la Fundación Paz y Reconciliación describe que el Eln llega a territorios presentándose como auténticos defensores de la “revolución bolivariana” y que, según reporte de la sociedad civil, opera en Venezuela más bien como un grupo paramilitar que cuenta con el respaldo y la simpatía de algunas instituciones del gobierno de Nicolás Maduro.
Y más señales aparecen como aquella dada a conocer por la ONG estadounidense Risk Awareness Council de que “en el sector de suplidores de la cocaína manejada por el Cartel de los Soles (en Venezuela) figura en primer lugar el Ejército de Liberación Nacional (Eln)”, como lo reseñó Diálogo Américas.
Nada es descartable porque esa pudiera ser una jugada del régimen madurista para desviar la presión interna y la atención internacional frente al hecho de haber usurpado el poder, al no comprobar que fue el triunfador de las elecciones presidenciales de julio del año pasado.
Frente a ello, no hay comprobación de operativos venezolanos para el desalojo de esa guerrilla del territorio y en cambio sí hay coincidencias entre los analistas en este punto que resalta InSight Crime, sobre la importancia del Eln para Maduro:
“A medida que esta guerrilla fue exhibiendo su disciplina y capacidad militar en su expansión por suelo venezolano, demostró su potencial como actor armado que le garantiza al régimen gobernanza al régimen en territorios estratégicos, poblaciones y economías ilícitas”.
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