

Menos Twitter y más acción es uno de los deseos de los colombianos en 2025, para que el presidente Gustavo Petro gobierne las 24 horas y los 7 días de la semana, y ponga en orden a un país que se le ha venido descuadernando en sus manos.
Más concertación para bajarle a la polarización, estigmatización y deslegitimación es otra de las expectativas que ojalá se pudiera acordar en una Colombia que hoy tiene grandes grietas sociales, políticas y económicas.
Que ir por la calle, estar en familia, con los amigos o en el trabajo no implique riesgos para la vida ante la incursión de grupos armados y las bandas criminales que lamentablemente siguen actuando a sus anchas.
Por tal razón, en 2025 la Paz Total debería tener cambios absolutos para que no siga siendo una patente de corso para que la guerrilla del Eln o la disidencia de las Farc crezcan militarmente y multipliquen el poderío territorial y sus economías ilegales.
Al llegar al primer cuarto de siglo, Cúcuta necesita hacer todo lo posible para salir de la oprobiosa lista de las ciudades más violentas del mundo, admitiendo el Gobierno nacional que la ciudad está cruzada por el crimen transnacional y el conflicto armado.
Este nuevo año tiene que ser aprovechado para que la ciudad cuente con un moderno, inclusivo y sostenible sistema de transporte urbano y que para molestos problemas estructurales como el desempleo y la informalidad ojalá aparezcan las fórmulas para empezar a desactivarlos.
Norte de Santander confía en tener buenas noticias con el Tren del Catatumbo, para darle vigor a su infraestructura vial, y que no caiga en tierra árida el proyecto para elevar a carretera de quinta generación la vía entre Cúcuta y Ocaña, que conecta con la costa Caribe.
Además, este 2025 va a ser muy movido en materia política con miras a las elecciones de Congreso y presidente de la República, el año entrante, puesto que empezarán a definirse y a decantarse las aspiraciones para llegar a la Casa de Nariño.
En este aspecto el nuevo año promete una gran agitación política tanto en la coalición que apoya al gobierno del presidente Petro como desde los partidos de oposición, para mover las fichas y trazar las estrategias para 2026, unos para intentar reelegir al progresismo y los otros para el proyecto de reconstrucción del país, teniendo como ejemplos los modelos de Bukele en El Salvador y de Milei en Argentina.
Entramos a un año en el que también se definirá la suerte del presidente Gustavo Petro ante el Consejo Nacional Electoral y la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes, en un proceso que no debe ser deslegitimado al señalarlo como presunto ‘golpe blando’, sino permitir que se desarrolle con todas las garantías para las partes, con el fin de dar claridad a lo ocurrido.
Pero sin lugar a dudas, los colombianos confían en que 2025 sea el tiempo para que se defina un acuerdo o un plan contra la corrupción para que no sigamos asistiendo a espectáculos bochornosos como el de la Unidad de Gestión de Riesgo.
Protege los recursos económicos, lograr su transparente inversión y castigar ejemplarmente a quienes los dilapidan con prácticas ilegales tiene que ser la consideración radical e intransigente por parte del Estado contra quienes se aprovechan del dinero de los contribuyentes.
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