Que al presidente Gustavo Petro lo ilumine desde el pesebre para que deje la diatriba, se dedique a gobernar para que cumpla su prometido cambio, que no acuda más a la excusa del golpe blando y, por sobre todo, que haga algo contundente para detener la corrupción de su gobierno que está impactando las estructuras del Estado.
Y así como de noche de paz se habla, sería provechoso que la ‘Paz Total’ sufra una profunda revisión y reorganización porque no puede ser posible que los grupos armados ilegales hagan control social en ciudades capitales como Cúcuta y que la violencia y la inseguridad sigan acosando a los colombianos.
El conjunto de regalos para los cucuteños es el mismo que vienen pidiendo desde hace mucho: empleo, recuperación económica, seguridad, inversiones en proyectos de gran impacto, mejoramiento de la movilidad, recuperación del espacio público, descenso de los niveles de pobreza, definición de asuntos como el manejo del acueducto Metropolitano y que el plan de pavimentación no sea efímero sino que entre a hacer parte de una política pública de recuperación, ampliación y mantenimiento de la malla vial.
La felicidad de Navidad para los vecinos del otro lado del río Táchira es que su patria venezolana logre una transición en la que el candidato opositor Edmundo González, reconocido como presidente electo por varios países, pueda asumir el próximo 10 de enero de 2025, en Caracas, y que el régimen de Nicolás Maduro dé el paso al costado. Aunque no es nada fácil que dicho escenario se dé, porque el chavismo sigue dando señales de quererse mantener atornillado al poder, lo único cierto es que la democracia hay que ser restablecida en el vecino país.
A la guerrilla del Eln , a la disidencia de las Farc que tienen sumido a Norte de Santander en el peor escenario violento de los últimos tiempos, en esta carta al Niño Dios se les conmina a dejar el doble discurso y a dejarse de estar aprovechándose de las ramas del olivo que les tiende el Gobierno para hacer todo lo contrario de lo que pregonan, como es incrementar sus frentes, contar con más armamento y extender su presencia territorial.
Al Niño Dios se le pide también tener presente que el mayor deseo de la afición cucuteña al fútbol es que su equipo del alma se ajuste tanto deportiva como administrativamente con el propósito de que pueda desencadenarse de las condiciones actuales y logre dar el salto que lo saque del foso de la B.
Otros pedidos son:
Que Cúcuta salga de esa lista de las más violentas del mundo. (¿Será que es posible?).
Que los congresistas accedan a recortarse los sueldos y primas. (Habrá que orar bastante para esto).
Que la Universidad del Catatumbo tenga -por lo menos- el primer ladrillo, y que el proyecto del Tren del Catatumbo comience a sonar.
Que la inversión regionalizada para Norte de Santander derivada del Plan Nacional de Desarrollo se enmarque dentro de los criterios de la eficiencia y la equidad, con el ingrediente adicional de la gestión, en estos tiempos de grandes recortes presupuestales.
¡Feliz Navidad!
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