El dictador Daniel Ortega, que lleva cuarenta y cinco años controlando a Nicaragua y que pretende prolongarse más tiempo por intermedio de su esposa y vicepresidenta, regaña con términos peyorativos desde la cumbre del grupo del “ALBA” a Petro y a Lula, por no haber reconocido el supuesto triunfo de Maduro en Venezuela.
Al mismo tiempo con una voz cavernaria y demostrando incoherencia verbal y mental evidentes, montó un escenario de guerra contra Venezuela organizada desde Colombia, en la cual voluntarios de muchos países, incluyendo fuerzas sandinistas, ayudarían a Venezuela.
Maduro siguiendo la incoherente versión del decrepito personaje, afirmó que, en el caso de una agresión desde Colombia, muchos amigos en nuestro país lo ayudarían: no explicó cuáles, pero es una tácita alusión a los grupos armados colombianos que se encuentran en Venezuela o a los que han ocupado algunos territorios limítrofes con ese país y se pasean emitiendo órdenes y directrices.
Igualmente debe contar con los grupos de matones venezolanos que nos metió durante la administración Duque, siguiendo el ejemplo de la famosa “Operación Mariel” que organizó Fidel Castro contra los Estados Unidos en 1980. Abrió las cárceles y los hospitales de retardados mentales y los envió a La Florida. Fue un grave golpe contra los Estados Unidos. Naturalmente que Maduro, que no es bobo y está bien asesorado, organizó una estrategia igual, ya que el gobierno de Colombia estaba promoviendo una estrategia para derrocarlo.
El dictador venezolano ahora después de “la confirmación de su victoria” por dos tribunales de bolsillo, no solamente cerró el círculo de sus íntimos incluyendo la designación de Diosdado Cabello como ministro del interior, sino que incrementó la represión interna en el país. A Cabello no sólo le repugna Colombia, sino que aunque no se crea, no tiene ninguna simpatía por Petro.
Da la impresión de que poco a poco el régimen venezolano empieza a hablar de una hipotética invasión colombiana. ¿Será que estando el gobierno de Maduro en una de las peores coyunturas y dispuesto a cualquier cosa para mantenerse en el poder, está comenzando a vender el fantasma de la invasión desde nuestro país, para unir al pueblo venezolano ante la amenaza extranjera, como hacen todas las dictaduras en sus peores momentos?
Para eso tenemos una frontera de 2219 kilómetros en la que se presentan cotidianamente todo tipo de incidentes y colmada además de bandidos y enormes negocios que van desde la exportación de cocaína hasta el tráfico de personas; un límite marítimo por definir en el Golfo de Venezuela; y, la presencia de grupos armados colombianos en territorio venezolano.
Con Maduro, todo es posible.
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