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El silencio del poder
Como defensora de los derechos de las mujeres, rechazo la asqueante postulación de Daniel Mendoza como embajador en Tailandia. 
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Martes, 17 de Diciembre de 2024

Como defensora de los derechos de las mujeres, rechazo la asqueante postulación de Daniel Mendoza como embajador en Tailandia. Este acto no solo constituye una afrenta a la dignidad de las mujeres, sino que también evidencia una profunda desconexión entre las promesas de campaña y las decisiones tomadas desde el poder. No obstante, en medio de este oscuro episodio, surge algo alentador: la respuesta ciudadana.

La sociedad colombiana ha demostrado un avance significativo en la comprensión del impacto devastador de la violencia contra las mujeres y las niñas, logrando que miles de ciudadanos, sin importar sus diferencias políticas, se unieran para rechazar este nombramiento y presionar hasta que Mendoza declinara.

Es innegable que un gran número de colectivos feministas desempeñaron un papel importante en la victoria presidencial de Gustavo Petro. Representantes de la izquierda, como Ángela María Robledo, Clara López, María José Pizarro y María Fernanda Carrascal, entre otras, quienes hoy guardan silencio cómplice ante estos hechos victimizantes, contribuyeron significativamente a posicionar la narrativa del compromiso de Petro con la equidad de género.

Las imágenes de Petro rodeado de mujeres y portando símbolos feministas, como la emblemática pañoleta morada, reforzaron la percepción de que su proyecto político priorizaba los derechos de las más vulnerables. Además, su fórmula vicepresidencial, Francia Márquez, se presentó como una representante de las mujeres más luchadoras de las comunidades históricamente marginadas. 

El respaldo de estas figuras fue crucial en un momento crítico de la campaña. Además, se implementó la estrategia ideada por Sebastián Guanumen que consistía en “mover la línea ética”. Como parte de esta, se tergiversó una entrevista del condenado y fallecido Rodolfo Hernández, presentándolo como alguien que menospreciaba a las colombianas.

Aunque el presentador Marcelo Cezán desmintió públicamente esta interpretación, el daño ya estaba hecho, favoreciendo la narrativa de que Petro era el candidato de las mujeres. Como recompensa por su estrategia, Petro nombró a Guanumen cónsul, dando las primeras señales de lo que sería el cuestionable manejo del servicio diplomático.

Hoy, a dos años de gobierno, esa esperanza se ha desmoronado. Las acciones de este gobierno han demostrado ser lo opuesto a lo prometido en términos de equidad de género y lucha contra la violencia hacia las mujeres. Lo que parecía un compromiso genuino no fue más que una estrategia electoral, dejando al descubierto un proyecto liderado por un ser misógino, con rasgos de psicopatía, centrado únicamente en su ego y en imponer su voluntad.

El nombramiento del impresentable Mendoza, cuyos trinos representan claros ejemplos de violencia de género, y su defensa por parte de Petro en un errático discurso en Barranquilla, son solo un síntoma más de esta desconexión. Resulta alarmante que el concepto de “amor” del presidente parezca estar reflejado en las palabras de su designado embajador, Daniel Mendoza, quien afirmó: “Vamos a emborracharla, a drogarla y después, cuando duerma indefensa, la amarramos y le damos todos por el…”. Vaya idea de amor la que respalda el presidente.

Desde el principio, Petro ha nombrado a individuos señalados por maltrato y violencia sexual. Recordemos a Víctor de Currea-Lugo, postulado como embajador en Emiratos Árabes Unidos, quien declinó el cargo debido a la intensa presión popular. También está Hollman Morris, actual gerente de RTVC, señalado por denuncias de violencia de género.

Ni hablar del cónsul Andrés Hernández, quien tuvo la osadía de regalar penes de peluche a las trabajadoras del consulado. Más indignante aún fue el regreso de Laura Sarabia a su cargo, a pesar del escandaloso episodio del polígrafo con la niñera Marelbys, a quien no le pagaba las prestaciones sociales correspondientes.

Considerando todo lo anterior, no podría existir una designación que represente mejor a Petro y a su gobierno.

Adenda: A último momento, la presión social obligó al señor Mendoza a declinar el ofrecimiento de la embajada, pero esta columna sigue siendo vigente debido a la insistencia y defensa de su postulación por parte de Petro. La crítica de esta columna no se limita únicamente a esa postulación, sino que también señala el desprecio hacia las mujeres que el gobierno de Petro ha demostrado durante estos dos años.

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