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De William McKinley a Juan Manuel
Esos aranceles también son un medio de presión, como lo acabamos de corroborar los colombianos por culpa de nuestro gobernante arrogante y díscolo.
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Martes, 4 de Febrero de 2025

Soy de los colombianos que el pasado 20 de enero siguió en detalle la posesión del presidente 47º de Estados Unidos. De verdad que el nuevo gobernante ha puesto a temblar el planeta con sus anuncios. Fácilmente se puede concluir que, respecto a muchas de sus decisiones, tendrá la voluntad de materializarlas y otras son para entrar a negociar algunos de sus objetivos.

Un detalle de la posesión del presidente 47º de EE.UU., y que él ha repetido insistentemente en sus intervenciones públicas, fue su invocación del expresidente norteamericano William McKinley, inspirador del lema de campaña y de ejercicio presidencial: lograr que Estados Unidos sea grande otra vez. McKinley fue un abogado, hombre de negocios y político republicano exitoso que en 1900 logró reelegirse proponiendo e imponiendo los aranceles como un medio de protección a las empresas y al mercado de trabajo frente a las importaciones extranjeras. Es decir, proteccionismo. El día de la posesión de Donald Trump algunos comentaristas norteamericanos decían que William McKinley fue el gobernante que hizo rico a los Estados Unidos y que por ello Theodore Roosevelt, también republicano, tuvo la audacia de intervenir en la separación o amputación del departamento de Panamá para construir lo que conocemos como Canal de Panamá. 

En su primera administración el presidente Trump también habló de aranceles y hoy le agrega que es “la palabra más bonita que tiene el diccionario”. Con el respaldo del multimillonario Scott Bessent, nuevo secretario del Tesoro con trayectoria brillante en materia de finanzas, será el personaje adecuado para materializar la rebaja de impuestos que prometió el presidente, como también tendrá un papel decisivo al momento de aplicar la política arancelaria proteccionista. Bessent se estrena sentenciando que “el problema de Estados Unidos no es de ingresos sino de gastos”, de ahí la suspensión de ayudas a varios países, el retiro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la advertencia de renuncia a la OTAN si los países miembros no aumentan el gasto en inversión militar y el ofrecimiento de indemnizaciones a los empleados federales que renuncien antes del 6 de febrero.

Hay que esperar, porque a William McKinley le funcionó, pero los tiempos cambian. Esos aranceles también son un medio de presión, como lo acabamos de corroborar los colombianos por culpa de nuestro gobernante arrogante y díscolo. El expresidente McKinley fue asesinado en septiembre de 1901 por un anarquista. Es lo único que dicen las crónicas de la época.

Cuando el presidente Juan Manuel Santos llegó a la presidencia de la República también manifestó que se inspiró en el expresidente norteamericano Dwight D. Eisenhower, quien financió el sistema de autopistas interestatales con la Ley de Ayuda Federal para Carreteras de 1956. Esa misión, la de sacar adelante el proyecto criollo de las vías 4G en Colombia, se la encargo al vicepresidente German Vargas Lleras, quien alcanzó a suscribir contratos para la construcción de dichas autopistas. Ya sabemos en qué termino todo, con los enredos del príncipe.

Finalmente, relacionado con el gabinete de Trump, parece que la familia Kennedy está venida a menos. Trump nombró el 20 de enero como secretario de Salud y Servicios Humanos a Robert F. Kennedy y nadie ha dicho nada. ¿Quién es Robert F. Kennedy Jr.? Es sobrino del expresidente John F. Kennedy e hijo del senador Robert F. Kennedy, ambos asesinados en 1963 y 1968, respectivamente. ¿Por presión de las farmacéuticas lo ignoran porque es activista antivacunas?      


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