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Presunto caso de acoso sexual tiene contra la pared a clínica de Medellín
Un médico y socio de la Clínica de Fracturas tiene que responder por las quejas de dos mujeres. Chats y audios son evidencia de lo ocurrido.
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Colprensa
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Jueves, 31 de Octubre de 2024

Dos jóvenes, de menos de 25 años, en medio de un difícil escenario laboral, encontraron en la solidaridad entre ellas la manera de enfrentar el acoso sexual del que fueron víctimas por parte de un hombre que no solo era socio de la clínica en la que trabajaban, sino que ejercía allí como médico ortopedista. La clínica, por su parte, a juzgar por los hechos, no parece haber respondido de la manera adecuada para darles a las víctimas suficientes garantías de no repetición.

Esta historia se remonta a mediados de agosto de este año, cuando Laura y Tatiana decidieron poner en conocimiento de la Clínica de Fracturas de Medellín sendas quejas por acoso sexual contra el médico ortopedista Carlos Mauricio Bahamón Pérez. Sin embargo, una primera respuesta que recibieron de una persona de Gestión Humana, en una conversación informal, las puso ante el primero de varios hechos infortunados.


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Cuentan las jóvenes que cuando informaron verbalmente la situación, esa persona les dijo que redactaran la queja por escrito y agregó que no era la primera vez que conocían de algo así en esa institución prestadora de servicios de salud (IPS). “Nos dijo: ‘Él es así, le gusta invadir el espacio personal’”, contaron las dos.

Entre tanto, Bahamón señala que se trata de “una percepción errada” y que no hubo una situación de superioridad jerárquica entre él y las jóvenes.

Laura relata que, a mediados de agosto, el ortopedista la llamó en horario laboral a su oficina. Allí, le preguntó sobre cosas del trabajo, pero luego le preguntó si era casada o soltera y después, le pidió un beso. Ella entró en pánico y su reacción fue intentar huir de ese lugar para ponerse a salvo. Pero el médico, que tenía un alto cargo en la clínica, se le atravesó para impedírselo, la cogió con fuerza del brazo y la coaccionó para que accediera a su acto abusivo. “Estaba parado al lado de la puerta y agarrándome me dijo ‘yo no la estoy obligando a nada, aquí no va a pasar nada que los dos no queramos’, así que le di un pico así como de lado y a la carrera. Me soltó y salí casi corriendo”, recuerda. 

Una vez salió, llegó a su puesto consternada, con lágrimas y temblando. Una compañera le preguntó si había pasado algo con el doctor. Laura ni siquiera pudo hablar y, de la impresión que le causó el suceso, lo único que pudo hacer su compañera fue ayudarla a ir al baño. A los días siguientes, dice, no pudo trabajar bien por pensar que tendría que verlo de nuevo. Aun así, fue con Tatiana a poner la queja, pero “la señora me dijo que no era la primera vez que eso pasaba, pero que ‘el doctor es así’ y me quedé aterrada con eso. Como nada pasó, renuncié”.


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Tatiana, entre tanto, decidió apoyar a Laura no solo por solidaridad, sino porque le constaba que era cierto. Según narra, Bahamón estuvo ejerciendo violencia sexual contra ella desde finales de 2022. Sufrió esa situación en silencio porque “quien estaba abusando de mí es un doctor importante en la clínica y pensé que no me iban a creer”.

Después de acompañar a Laura a Gestión Humana, decidió enviarles una carta anónima contándoles su caso. Pero señala que se sintió “acorralada por la clínica”, pues en un comité de convivencia “el gerente (de la clínica) leyó la carta y por descarte supieron que era yo”. Ante esto, se reunieron el gerente, Elkin Garcés, la persona a quien le pusieron la queja, su jefe inmediato y otra compañera, quien renunció en apoyo a Laura. Después de eso, detalló que “toda la parte administrativa sabía, ya no era anónimo y se me despertó la ansiedad”.

Las jóvenes no han estado solas. La abogada Yamile Roncancio, socia de MMD Abogadas Asociadas y experta en violencias contra mujeres y niñas, asumió este caso para buscar reparación. En diálogo con este diario, manifestó que entre lo que considera que hizo mal la empresa fue haber roto “el derecho a la intimidad y a la confidencialidad”, que “genera inseguridad para ella porque una vez descubierta y señalada, podría volverse objeto de persecución para el agresor e incluso podría poner en riesgo su integridad física”.

Este diario tuvo acceso a un audio que registró toda la reunión que refiere Tatiana. Allí, Elkin Garcés les ofreció apoyo para “arreglar esto”, expresó su preocupación por el daño reputacional que pueda tener el tema para la clínica y habló de “haber oído otras cosas, que no puedo decir todavía”.


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